tag:blogger.com,1999:blog-82659970154854918672024-03-14T07:28:28.986+01:00El Bosque Mágico de Paloma-Taller de Cuentos-Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.comBlogger27125tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-3028445432145322142015-08-12T14:06:00.003+02:002015-08-17T03:02:46.656+02:00Los árboles de nuestros pueblos<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Cuánto tiempo ha pasado!!... Veo que hay telarañas y cosas por remozar, muchas... </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Pero,
hoy vengo aquí no a daros o quizás también, un poco sí.. Vengo a
pediros una firma y un compartir la petición que he realizado en
change.org ..</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-K_a0swnpaNk/VcsuXRlUhbI/AAAAAAAABSs/3r9CfGW6PQA/s1600/WP_20150805_019.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://2.bp.blogspot.com/-K_a0swnpaNk/VcsuXRlUhbI/AAAAAAAABSs/3r9CfGW6PQA/s640/WP_20150805_019.jpg" width="356" /></a></span></span></div>
<br />
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Os
necesito. Los árboles de mi pueblo os necesitan y, como ellos, la
mayoría de los árboles de nuestras ciudades, que son tratados como
mobiliario urbano de quita y pon, maltratados por podas salvajes año
tras año, podas que los debilitan y enferman, acortando su vida y
afeando y deteriorando nuestras calles, al fin y al cabo, nuestro
hábitat.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Se
va acercando, como en cada ciclo, el fin del verano y el tiempo en que
serán prácticamente desmochados, convertidos en esqueletos, fantasmas
cuya visión encoge el alma. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Qué
maravilloso sería por contra verlos desnudarse despacio a medida que
pasa el otoño y que avanza el invierno, con una poda de mantenimiento si
fuera necesaria, bien hecha, sólo la justa para evitar que haya ramas
que ofrezcan peligro, para rejuvenecer un árbol viejo o cada 3 ó 4 años
para reformar y unificar sus copas. </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Qué
belleza sería contemplar nuestras arboledas y nuestras calles habitadas
por esos seres vivos, aparentemente silenciosos, que limpian nuestro
oxígeno, que proporcionan refugio a los pájaros, que nos dan sombra en
verano y nos protegen del viento en invierno y que sólo nos tienen a
nosotros, nuestra voz, para luchar por ellos.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana,sans-serif;"><span style="font-size: small;">Ayudadme! <a href="https://www.change.org/p/ayuntamiento-de-ayegui-navarra-ponga-fin-a-las-podas-salvajes-realizadas-en-el-arbolado-urbano-cada-oto%C3%B1o" target="_blank">Firma mi petición</a></span></span></div>
<span class="fullpost">
</span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-29876583228630499532010-04-24T10:37:00.006+02:002010-04-26T12:00:49.878+02:00Historia del cerdito con una sola oreja<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://es.netlogstatic.com/p/oo/033/699/33699573.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://es.netlogstatic.com/p/oo/033/699/33699573.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">Fotografía de ojodelanoche</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">Es un cerdito valiente. </span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">Un día, como muchos otros, salió de la cochiquera para buscar bellotas por entre las encinas. Sísísí, tenía libertad para entrar y salir porque su amo y él se respetaban, se querían y confiaban el uno en el otro. La amistad más que costumbre que les unía se remontaba a los tiempos en que el joven era aún un niño y Negro, el cerdo, empezaba a ser adulto. </span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">Como un perrillo faldero acompañaba a su amo en todas sus correrías. No se subía a los árboles porque los cerdos no poseen dicha capacidad pero esperaba paciente hociqueando en las raíces hasta que el mozo daba fin a su aventura entre las ramas y entonces corrían, corrían por la dehesa jugando a caballeros andantes que rescataban damas y conquistaban reinos. Quijote, el niño; Sancho, el Negro.</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">Aquel día como tantos otros salió de la cochiquera para buscar bellotas por entre las encinas, se detuvo en la puerta de la cabaña, emitió media docena de gruñidos llamando a su amigo pero éste no respondió y Negro decidió esperarle en el campo. </span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">El sol asomaba ya por sobre los riscos y sus rayos juguetones le hacían guiños invitándole a perseguirlos. Sus cuatro cortas pero fuertes patas comenzaron un trote feliz y nuevo, lleno de vida que despierta, de fuerza de la sangre corriendo por las venas, de aire que penetra los pulmones vivificando. Así se sentía Negro. Gruñía feliz intentando atrapar el sol.</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;"><br />
</span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span style="font-size: small;">Se había convertido en un espléndido ejemplar, de cara grande y orejas caídas sobre los ojos típicas de su raza. Su cuerpo fornido, de piel negra poblada de pelo, que terminaba en una cola enrollada en espiral. Correteaba juguetón hozando aquí y allá, cuando de pronto unos gritos le sobresaltaron. Se paró en seco, aquella voz le resultaba familiar. Por supuesto, era su amo Nicolás que gritaba apurado, parecía en peligro.</span></div><span class="fullpost"> <br />
</span><br />
<div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">Sin perder un instante, sin dudarlo, salió Negro disparado dirigiéndose hacia la voz y al cabo de poco encontró a su dueño encaramado a un árbol mientras en su base un oso salvaje y hambriento intentando alcanzarle.</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">Negro supo muy bien lo que tenía que hacer. Arañó con fuerza la tierra, hincando sus pezuñas, y gruñendo feroz embistió. Se enzarzaron en una lucha brutal, uno por el alimento, otro por el amigo. La lucha era desigual por el tamaño del oso pues su envergadura duplicaba la de Negro. Sus garras y dientes se clavaban en el cuerpo del cerdo infiriéndole graves heridas pero éste sólo pensaba en alejar de allí a aquel monstruo así que mordía con fiereza las patas del oso.</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">El niño, que contemplaba la escena que se desarrollaba a sus pies, lloraba diciendo: "¡Ay, Negro, mi Negro, que te va a matar!" Y a Negro ese llanto le daba más ánimo para seguir hundiendo sus dientes en las carnes del enemigo. Por fin, un mordisco se dirigió a la cabeza del cerdo. Tan fuerte fue que le abrió la carne dejando el cráneo al descubierto y le arrancó una oreja pero Negro no sentía dolor alguno, sólo pensaba en defender a Nicolás. Gruñían con rabia ambos contendientes mientras, con un palo, azuzaba Nicolás al oso dándole fuertes golpes. </span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">El oso, agobiado por el ataque a dos bandas, con las patas en carne viva y con la oreja de Negro bien agarrada entre sus fauces, se dio por satisfecho y prefirió huir. Le costó deshacerse de los dientes de Negro pero finalmente corrió, también ensangrentado, hacia su guarida.</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">Entonces Negro se desplomó. La pelea le había ocasionado grandes estragos en el cuerpo. Herido de gravedad, ya no se sostenía. Bajó Nicolás del árbol llorando por su Negro. Lo abrazó con fuerza tapando con sus manos las heridas para que la vida no se le escapara pero así nada podía hacer, debía traer al veterinario. Se despidió de Negro. "Ya vuelvo, Negro. Vuelvo con ayuda. Aguanta, por favor" y, diciendo esto, marchó velozmente hacia el pueblo.</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">¿Sabéis cómo termina la historia? Pues Negro, a pesar de lo malherido, pudo curarse. Estuvo vendado y de reposo mucho tiempo en casa de Nicolás hasta que sus heridas cicatrizaron y recuperó la fuerza. La amistad y la adoración entre ellos se volvió infinita. Amor, agradecimiento, dedicación, cariño, juegos... todo eso compartían Negro y Nicolás. </span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">Sólo una cosa no puedo recuperar Negro, su oreja izquierda, la que le arrancó el oso. La gente se le quedaba mirando cuando Nicolás lo sacaba de paseo por el pueblo. "Un cerdo con una sola oreja", decían, pero, cuando conocían la historia de la fidelidad de Negro y cómo defendió a Nicolás ante el ataque de un oso, le abrazaban y le llamaban "héroe". Entonces ellos se miraban, entendiéndose sin palabras, felices.</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"><br />
</span></span></div><div style="color: orange; text-align: justify;"><span class="fullpost"><span style="font-size: small;">Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.</span></span><br />
<br />
<span style="font-size: 78%;"><em>©Paloma</em></span><span class="fullpost"><span style="font-size: small;"> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="fullpost"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="fullpost">PD: Por tantos cuentos, ojitodelanoche.</span></div><span class="fullpost"></span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-44680279161841648242010-02-07T12:42:00.004+01:002010-02-08T12:54:42.504+01:00De colores<div style="text-align: justify;">Había una vez una niña que cada día era de un color. Se despertaba y era azul, entonces se miraba en las aguas del lago para encontrarse. O se levantaba y era del color del cielo en la noche, se miraba en él y veía las estrellas. Una vez se despertó de color marrón y por eso se miraba en la tierra aquel día. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Cuando despertó transparente, no supo dónde buscarse. Encontró el espejo, se asomó a él y vio sucederse un infinito de espejos transparentes al final de los cuales una puerta se abrió para dejarla pasar al otro lado pero no se atrevió y se volvió de nuevo a su cama. Se sentía apenada por haber sido cobarde. </div><div style="text-align: justify;"></div><br />
<div style="text-align: justify;">Aquella mañana abrió los ojos con la inquietud de si la puerta de los espejos se abriría de nuevo, quizás no se repetiría la oportunidad... Su color volvía a ser transparente y acudió a mirarse en el reflejo del cristal. La puerta se abrió y un mundo lleno de colores se fue sucediendo a través de ella. Se volvía violeta al contemplar el atardecer, dorada al mediodía, verde al atravesar los bosques de milflores al pasear por el jardín. Fue recorriendo increíbles lugares cada uno con su color y, por un momento, le entró la duda de si encontraría la puerta por la que había entrado al otro lado del espejo... pero al final de todo, allí estaba. Salió muy despacito, agotada por el viaje y se acostó en su camita muy satisfecha.</div><div style="text-align: justify;"></div><br />
<div style="text-align: justify;">La sorpresa llegó por la mañana al ver que su imagen le devolvía lunares y cuadros. ¿Dónde encontrarse? Buscó por toda la casa hasta llegar a un armario del desván del que sacó el vestido de lunares de cuando su madre era niña y se pudo mirar en él. Tenía una parte. Los cuadros, le faltaban los cuadros... Al fin en el comedor, las servilletas le dieron la solución (Menos mal que no había amanecido de Navidad si no habría tenido que pedirte las tuyas, susurró el Narrador... Las risas llenaron la estancia)</div><div style="text-align: justify;"></div><br />
<div style="text-align: justify;">Fue así como la niña tuvo todos los colores y a partir de entonces la llamaron Camaleón... Despertó en aquel momento, recobrando la consciencia poco a poco del recuerdo de lo que había vivido, no sabiendo si era una niña que había soñado ser cielo, si la tierra había soñado ser niña... (o si un vestido de lunares soñó ser servilleta... de cuadros, comentó el público... Y las risas, interminables y cómplices, lo inundaron todo).</div><div style="text-align: justify;"></div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/S2_4a0SRrEI/AAAAAAAABLI/JdIKcErades/s1600-h/vestido+lunares+miranda+min.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/S2_4a0SRrEI/AAAAAAAABLI/JdIKcErades/s320/vestido+lunares+miranda+min.jpg" /></a></div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-70988215974036643082009-12-13T14:19:00.005+01:002009-12-13T15:06:00.459+01:00Cuento a medias -I- (Juego)Inicio del juego: 2 de Agosto de 2009<br />
<div></div><div><br />
<div style="text-align: justify;"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SnWapWHV32I/AAAAAAAABIY/useUYcYzpXM/s1600-h/yo+escribiendo+un+cuento.JPG"><b><span style="font-family: verdana;"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365364566183501666" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SnWapWHV32I/AAAAAAAABIY/useUYcYzpXM/s320/yo+escribiendo+un+cuento.JPG" style="float: left; height: 289px; margin: 0px 10px 10px 0px; width: 317px;" /></span></b></a><br />
<b><span style="font-family: verdana;"><span style="color: yellow;"><span style="font-size: x-large;">"É</span><span style="font-size: small;">rase que se eran </span><i><span style="font-size: small;">un duende colgando de un árbol, una cabra que comía avena, un ciervo pasando de largo. La tarde era ya cerrada, la luna asomaba despacio, el frío cubriendo la tierra, el otoño llegaba acechando..."</span></i></span></span></b><br />
</div><div align="justify"><span style="color: #ffff66; font-family: verdana;"><span style="font-size: small;"><b></b></span></span><br />
</div><div align="justify"><span style="color: #ffff33; font-family: verdana;"><i><span style="font-size: small;"><b><span style="font-size: x-large;">-S</span>on esos los personajes y condiciones en que se desarrollará el cuento</b></span></i><span style="font-size: small;"><b>, dijo la </b></span><i><span style="font-size: small;"><b>Niña</b></span></i><span style="font-size: small;"><b> observando despacio cada rostro, buscando su consentimiento. Sonrió. Un corro de seres diversos la rodeaba con oídos y mirada atentos. </b></span><i><span style="font-size: small;"><b>-</b></span><span style="font-size: small;"><b>A cada uno nos toca al menos un párrafo. ¿De acuerdo?</b></span></i></span><br />
<span style="color: #ffff33; font-family: verdana;"><i><span style="font-size: small;"><br />
</span> <span style="font-size: small;"> </span><span style="font-size: small;"> </span></i></span><br />
</div><div align="justify"></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #ffcccc; font-family: Verdana;"><span style="font-size: small;"><b><span style="font-size: x-large;">E</span>n el grupo de los duendes, los ojos vivarachos de </b></span><i><span style="font-size: small;"><b>Borlita</b></span></i><span style="font-size: small;"><b>, el más pequeño, echaban chispas y su rostro resplandecía de emoción pues era ésta la primera ocasión en que se le permitía participar del juego. Sin pensarlo dos veces, dio un par de volteretas convertido en diminuta bola verdeamarilla y se plantó en el centro del claro sonriendo abiertamente. Con voz nerviosa añadíó:</b></span></span><br />
</div><br />
<div align="justify"><span style="color: red; font-family: verdana;"><b></b><b><span style="font-size: x-large;">-</span></b><span style="font-size: small;"><b><span style="font-size: x-large;">E</span>l duende</b></span><span style="font-size: small;"><b> </b></span><span style="line-height: 20px;"><span style="font-size: small;"><b>aterido de frío, le preguntó a la cabra si sabía de algún lugar cálido para resguardarse en la noche. La cabra le dijo que no, y siguió mascando su avena, indiferente.</b></span></span></span><br />
</div><div align="justify"><span style="color: red; font-family: verdana;"><span style="line-height: 20px;"><b></b></span></span><span style="color: red; font-family: verdana; line-height: 20px;"><b>Entre las mariposas más juguetonas, una de vívidos colores tornasolados se animó y propuso así seguir el relato:</b></span><br />
<span style="color: red; font-family: verdana;"><span style="line-height: 20px;"><span style="font-size: small;"><b><span style="font-size: x-large;">-C</span>omo el frío iba en aumento, el pobre duende se desesperaba pensando dónde iría a guarecerse y con qué iría a abrigarse. Fue entonces que una grácil campanilla brindó su cálida corola como refugio improvisado y al rato, con sus más tiernas hojas, ofreció también cobijarlo.</b></span></span></span><br />
<br />
<span style="font-family: verdana;"><span style="color: #ffff33;"><span style="font-size: small;"><b><span style="font-size: x-large;">-S</span>e trataba de un duende pequeño y desconocedor de los peligros que el bosque entrañaba. Lo cierto es que se había alejado sin permiso de los ancianos aprovechando que dormitaban suspendidos de una vieja rama de un árbol viejo a la hora de la siesta. De todos es sabido que estos seres mágicos no pueden ni deben exponerse a la luz directa del sol si no desean perder sus poderes, puntualizó </b></span></span><i><span style="color: #ffff33;"><span style="font-size: small;"><b>Arcoiris</b></span></span></i><span style="color: #ffff33;"><span style="font-size: small;"><b>, la </b></span></span><i><span style="color: #ffff33;"><span style="font-size: small;"><b>Maestra de Libélulas</b></span></span></i><span style="color: #ffff33;"><span style="font-size: small;"><b>, que había tomado las riendas del relato.</b></span></span></span><br />
</div><span style="font-size: small;"><b><span style="font-family: verdana;"></span></b></span><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #ffff33; font-family: verdana;"><span style="font-size: small;"><b><span style="font-size: x-large;">L</span>a cabra, golosa, había permanecido observando toda la escena con el rabillo del ojo mientras continuaba mordisqueando la avena seca con aparente indiferencia. Un duende tiernecillo era un exquisito y nada desdeñable manjar que poder llevarse a la boca... </b></span><i><span style="font-size: small;"><b>Hmmmm</b></span></i><span style="font-size: small;"><b>... Se relamía con la sola idea.</b></span></span><br />
</div><br />
<div><div style="text-align: justify;"><span style="color: lime; font-family: Verdana;"><b><span style="font-size: x-large;">E</span>ntretanto, un joven ciervo que pasaba por allí, tan sigilosamente como pudo, se acercó a la cabra, para una vez a su altura, arrancarla bruscamente de sus pensamientos sobre el duendecillo. Ésta, inicialmente, lo aceptó con una indiferencia impropia de una criatura terrenal, pero tras ver la suplicante mirada del ciervo, comprendió lo que necesitaba, asomó en su actitud un rayo de solidaridad, y dando un pasito a la derecha, le invitó a degustar parte de su adorada avena.</b></span><br />
<b></b><br />
<br />
<span style="color: yellow; font-family: Verdana;"><b><span style="font-size: x-large;">U</span>na cabra y un ciervo comiendo de la misma avena, raro asunto. Aunque los dos sean herbívoros, la cabra es de naturaleza arisca y quisquillosa y el ciervo por su parte extremadamente asustadizo. ¿Cuál será la causa de este acercamiento no habitual? Extraños aires recorren el bosque a la caída de la noche, añadió </b><i><b>Milpiés</b></i><b>, acariciándose el mentón pensativo con media docena de manos.</b></span><br />
<div style="color: yellow;"><span style="color: lime; font-family: Verdana;"><b></b><br />
<span style="color: yellow;"><b><span style="font-size: x-large;">E</span>l duende, abrigado por los pétalos de la flor, dormía plácidamente ajeno a lo que a su alrededor iba sucediendo.</b></span></span><br />
</div><br />
<div style="color: red; font-family: Verdana,sans-serif;"><b><i><span style="font-size: x-large;">S</span>infín</i>, el más inquieto de los duendes, enseguida quiso buscar alguna razón para justificar las cosas desacostumbradas que estaban sucediendo aquella noche, así que propuso:</b><br />
</div><div style="color: red; font-family: Verdana,sans-serif;"><b>-Debe ser la luna, que estaba particularmente mágica y soñadora, y con su encanto hacía que todos se sintieran más buenos y compartieran cobijo y comida! – sentenció.</b><br />
<b>Los demás duendecitos aprobaron la idea asintiendo con la cabeza.</b><br />
<br />
<span style="color: yellow;"><b><span style="font-size: x-large;">S</span>in embargo, los árboles hicieron oscilar sus copas dubitativamente. Al ser mucho más altos que los demás habitantes del bosque poseían una visión distinta. El </b><i><b>Gran Roble,</b></i><b> mirando a los demás y buscando su aprobación, continuó el relato con</b><span style="color: yellow;"><b> voz leñosa y recia:</b></span></span><br />
<br />
<div style="color: yellow;"><b><span style="font-size: x-large;">-H</span>acía tiempo ya que los pájaros anunciaban cambios. Hacía tiempo ya que no volaban tan alto. Hacía tiempo que las nubes eran más pequeñas. Hacía tiempo, mucho tiempo ya, en que los nidos no se renovaban en las ramas. Hacía tiempo que un gran silencio se iba adueñando del bosque. Hacía tiempo que los árboles se sentían inquietos, concluyó.</b><br />
</div><div style="color: yellow;"></div><br />
<span style="color: yellow;"><b><span style="font-size: x-large;">L</span>a </b><i><b>Reina de las Hayas</b></i><b> le miraba con una sonrisa de velado aprecio. Habían crecido juntos desde... nadie recordaba cuánto tiempo, y se comprendían sólo con mirarse.</b></span><b> </b><span style="color: yellow;"><b>Algo se cernía sobre el bosque y sobre el pequeño duende que descansaba tranquilo, añadió.</b><br />
</span><br />
<span style="color: yellow;"></span><span style="line-height: 16px;"><span style="color: #3d85c6;"><b><span style="font-size: x-large;">D</span>ebido a todas estas circunstancias el Bosque Mágico estaba revuelto. Borlita dormitaba y sus colores verdeamarillos se mezclaban haciendo que se vieran azules. La grácil campanilla inclinaba su tallo debido al peso del duendecillo,que recostado entre sus pétalos parecía un angelito, y también a la preocupación.</b></span></span><br />
<span style="line-height: 16px;"><span style="color: #3d85c6;"><b><br />
<span style="font-size: x-large;"> E</span>l Gran Roble dijo con su voz hueca y profunda:<br />
- Vamos a convocar una asamblea de animales y vegetales para hablar sobre estos últimos acontecimientos. Despertemos a nuestra Reina para que la presida.</b></span></span><br />
</div></div><div style="font-family: Verdana,sans-serif; text-align: justify;"></div><span style="font-size: medium;"><br />
</span><br />
<div style="text-align: justify;"><b><span style="color: red; font-size: small;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: x-large;">A</span>sí se hizo y todos los animales y vegetales del bosque fueron convocados para considerar y debatir sobre qué era lo que producía aquellos desacostumbrados sucesos, inclusive el gran sopor del duendecillo que no conseguía despertarse del todo.</span></span></b><br />
<br />
<b><span style="color: red; font-size: small;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="font-size: x-large;">E</span>n un principio los árboles no lograron poner orden para comenzar la asamblea, pero apenas <i>La Reina de las Hayas</i> levantó su cetro en señal de atención, todos los animales y plantas, incluso los más chiquitos hicieron silencio y se dispusieron a debatir el tema.</span></span></b><br />
<span style="color: red; font-family: Verdana, sans-serif;"><b><br />
</b></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: x-large;">F</span>ue al terminar de bajarlo cuando se dio cuenta de que algo misterioso y realmente extraño sucedía. Un instante atrás el Bosque le devolvía las miradas expectantes de infinitud de ojos atentos a la señal de comienzo y ahora, un instante después, todos aquellos ojos mostrábanse ausentes, ajenos, como hipnotizados. </span><i><span style="color: #f4cccc;">Borlita</span></i><span style="color: #f4cccc;">, </span><i><span style="color: #f4cccc;">Milpiés</span></i><span style="color: #f4cccc;">, </span><i><span style="color: #f4cccc;">Sinfín</span></i><span style="color: #f4cccc;">, </span><i><span style="color: #f4cccc;">Arcoiris</span></i><span style="color: #f4cccc;"> (la </span><i><span style="color: #f4cccc;">Maestra de Libélulas</span></i><span style="color: #f4cccc;">), la </span><i><span style="color: #f4cccc;">Niña</span></i><span style="color: #f4cccc;">... todos en El Bosque, todos excepto </span><i><span style="color: #f4cccc;">El Gran Roble</span></i><span style="color: #f4cccc;"> y ella misma, </span><i><span style="color: #f4cccc;">La Reina de las Hayas. </span></i></b></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><br />
</span></b></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="color: #f4cccc;"><span style="font-size: x-large;">S</span>e había iniciado con El Juego, el cuento contado a medias cada Noche de Plenilunio en el cual podía participar todo aquel que lo deseara siempre y cuando hubiera abandonado la infancia más tierna y demostrara poder colaborar en una empresa de equipo de esta naturaleza... El Juego había comenzado y los aires misteriosos que envolvían la narración habían traspasado las fronteras de la imaginación para inundar su Bosque Mágico... </span><i><span style="color: #f4cccc;">¿Tanto poder tenían?</span></i><span style="color: #f4cccc;">, se preguntó consternada la </span><i><span style="color: #f4cccc;">Reina</span></i><span style="color: #f4cccc;">... </span><i><span style="color: #f4cccc;">¿Qué hacer?, <span style="font-style: normal;">preguntó dirigiendo la mirada suplicante al </span>Gran Roble<span style="font-style: normal;">...</span></span></i></b></span><br />
</div><br />
<div align="center"><i><span style="color: #ffcccc;"><b>.......................</b></span></i><br />
</div><div align="center"><span style="color: #ffcccc;"></span><br />
</div><div align="center"><span style="color: #ffcccc;"></span><br />
</div><div align="center"><span style="color: #ffcccc;"></span><br />
</div><div align="center"><i><span style="color: #ffcccc;"></span></i><br />
</div><div align="center"><i><span style="color: #ffcccc;"></span></i><br />
</div><div align="center"><i><span style="color: #ffcccc;"><b><span style="font-family: 'trebuchet ms';"><span style="font-size: large;">¿Te gustaría participar? </span></span></b></span></i><br />
</div><div align="center"><i><span style="color: #ffcccc;"><b><span style="font-family: 'trebuchet ms';"><span style="font-size: large;">Házlo en un comentario y se agregará a la entrada.</span></span></b></span></i><br />
</div><div align="center"><span style="color: #ffcccc;"><b><i><span style="font-family: 'trebuchet ms';"><span style="font-size: large;">¡¡Anímate!!</span></span></i></b> </span><br />
</div><div align="center"><span style="color: #ffcccc;"><b>.........................</b></span><br />
</div><ul><li><span style="color: #ffcccc; font-family: arial;">Debemos de continuar en una secuencia lógica que mantenga el alma del relato. </span> </li>
<li><span style="color: #ffcccc; font-family: arial;">Mínimo un párrafo, máximo tres. </span> </li>
<li><span style="color: #ffcccc; font-family: Arial;">A cada participante se le reconocerá por un color determinado de texto, siempre el mismo. </span><br />
<br />
<div align="left"><ul><li><span style="color: #ffcccc; font-family: Arial;"><b>NO ES PRECISO SEGUIR NINGÚN ORDEN. CUANDO A CADA UNO LE SURGE ALGO, LO APORTA. </b></span></li>
</ul></div></li>
<li><span style="color: #ffcccc; font-family: Arial;">"El Bosque Mágico de Paloma" se reserva el derecho de realizar los ajustes necesarios para que el cuento sea un todo único. Su color de texto será éste en que se leen las normas.</span><br />
</li>
<li><span style="color: #ffcccc; font-family: Arial;">La fecha de la entrada será actualizada con cada nuevo aporte.</span></li>
<li><span style="color: #ffcccc; font-family: arial;">El título se pondrá cuando esté concluído el cuento.</span></li>
<li><span style="color: #ffcccc; font-family: arial;">Queda abierto el buzón de sugerencias..</span> </li>
</ul><div align="center"><span style="color: #ffcccc;"><b><span style="font-size: medium;"><span style="font-family: verdana;">......................</span></span></b></span><br />
<span style="color: #ffcccc; font-family: verdana; font-size: large;"><span style="font-size: 18px;"><b><br />
</b></span></span><br />
</div><div align="left">Participantes actuales:<b> </b><span style="color: yellow;"><b>Paloma</b>, </span><span style="color: red;"><b>Neogeminis</b>,</span><span style="color: #ffcccc;"> </span><span style="color: #ffcccc;"><b>El Bosque</b>, <span style="color: lime;"><b>Elvis</b>, </span><b><span style="color: #3d85c6;">Rosg</span></b><span style="color: #3d85c6;">.</span></span><br />
</div><div align="center"><span style="color: red;"></span><br />
</div></div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-11123201730880606372009-07-09T04:19:00.012+02:002009-08-17T15:02:16.432+02:00La niña y el mendigo.<div align="justify"><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>E</strong></span>n un país tan cercano que no podías tocarlo con la mano, cuentan que vivió una niña muy parecida a las demás niñas, sólo que ésta gustaba de entretenerse en narrar sus pensamientos, sus aciertos y desventuras.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>E</strong></span>ra pobre y con espíritu avispado, pues si no difícilmente hubiera sobrevivido a tanta escasez. Era valiente y prudente, pues el valor sin prudencia se convierte en temeridad y deja de ser valioso. Era pequeña como fruto de arándano, ligera y saltarina como una ardilla. De menuda presencia y gran corazón, decían quienes la conocieron.<br /><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>L</strong></span>e gustaba rodearse de seres especiales, como ella los llamaba, y aseguran quienes compartieron algunas lunas a su lado que así era. Parecía poseer un don para no sólo atraerlos sino mantenerlos próximos a su onda energética.<br /><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>E</strong></span>ntre todos ellos los que más apreciaba era aquellos que encontraban divertimento en mudar su estado de ánimo, pues ella -que era muy alegre y de sonrisa fácil- detestaba la monotonía y el aburrimiento, de modo que todo lo que fuera capaz de sacudirla, de mantenerla despierta y viva era su mejor regalo que agradecía justamente con la misma intensidad. Nada que se mantuviera próximo a ella podría aletargarse, dormirse, aburrirse.<br /><br /><span style="font-family:georgia;font-size:180%;"><strong>U</strong></span>na mañana soleada la niña salió al camino de la vida dispuesta a recibir con una sonrisa las sorpresas que los dioses le hubiesen preparado durante la noche. No penseís que todas las mañanas le resultaban soleadas… ¡qué va! También las había nubladas, grisáceas y hasta ciertamente oscuras, pero -como esas las olvidaba muy pronto- apenas hablaba de ellas. Asi que yo os contaré una de sus mañanas soleadas…<br /><br /><span style="font-family:georgia;font-size:180%;"><strong>C</strong></span>omo iba diciendo, la niña salió de su casa muy temprano. Saludó y agradeció en silencio a ese viento fresco que cargaba la mañana de esperanza y caminó abierta a la vida. Ligeramente absorta en sus pensamientos, casi no se percata de que un mendigo descansaba su borrachera sobre el suelo, en la esquina con la Calle Veinticuatro. Mientras se acercaba a él, el mal olor que desprendía casi la hace cambiar de acera, y sujetándose el impulso se apróximo para ofrecerle una moneda con la que tomara un café. Después continúo muy satisfecha. </div><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-family:georgia;font-size:180%;"><strong>E</strong></span>lla es así de generosa habrían juzgado el resto de viandantes si hubieran tenido tiempo de pararse a presenciar la escena, pero nadie se dio cuenta y el acto sólo tomó consistencia conforme se repitió en varias ocasiones más.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>E</strong></span>n un principio la niña también se juzgó a sí misma como generosa pero con el pasar de los días se dio cuenta de que en su interior iba naciendo un reproche oscuro hacia el mendigo, pues éste en vez de agradecimiento ofrecía exigencia por la moneda y ella -en lugar de solidaridad- le regalaba deseos de dominio. Quería obligar al mendigo, al que ya consideraba esclavo suyo, a disponer del dinero exctamente como ella hubiera hecho, es decir, aprovechándolo para salir del oscuro pozo de la mendicidad.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>A</strong></span>unque cada día su camino era el mismo, no era así en realidad porque sus estados de ánimo eran diferentes, sus acompañantes también eran distintos, incluso las esquinas y las sorpresas que guardaban no eran las mismas. De modo que aquel viejo mendigo un día se cansó de sus reproches y símplemente renunció a la moneda cambiando de esquina.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>L</strong></span>a niña lo echó de menos pero pensó que el muy desagradecido sólo confirmaba con su desaparición su baja calidad como persona y consoló de esta manera su corazón, gobernado por la desidia de la dominaciòn.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>H</strong></span>abrían de pasar algunas lunas para que ella comprendiera ciertos misterios de la vida, pero la sabiduría que se haya contenida en el cuenco de la eternidad rozó un día sus manitas pequeñas y aprendió algo nuevo y que, en definitiva, era lo que ella más apreciaba.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>E</strong></span>l mendigo que llevaba ya muchos litros de vino entre sus pliegues olvidaba con rapidez las calles frecuentadas con anterioridad así que una mañana vino a sentarse de nuevo en la esquina de la Calle Veinticuatro. Cuando la niña le vio, reconoció de inmediato su olor penetrante, sin embargo ya no le nació el impulso de cambiarse de acera. Se aproximó a él y le saludó muy animada. Miró sus ojos y los sintió tan cansados que apoyando la cabeza de él en su regazo le cantó dulcemente durante unos minutos… Después recogió su hatillo y continuó caminando sonriente. No pensaba en nada, ni juzgaba nada… simplemente caminaba.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>E</strong></span>n los días sucesivos, la niña pasaba puntual por la esquina, unas veces llevaba un mendrugo de pan a su amigo que sonreía satisfecho; otras, una manta envejecida con la que cubría su cuerpo que ronroneaba de agradecimiento y, en otras ocasiones, el regalo era una mirada limpia o una tierna caricia de sonrisas. Después partía sin llevarse nada, apenas un limpio recuerdo del momento.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>E</strong></span>l mendigo que lo olvidaba todo a causa del alcohol, nunca olvidó a la niña porque con ella aprendió y a la vez enseñó que el ofrecimiento de calor para su alma no llevaba adherido el precio del cambio por su parte, ni tampoco la exigencia en su derecho de mendigo.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>L</strong></span>a niña también entendió que lo más importante es observar qué necesita el otro y dárselo sin pretender ni esperar nada.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>Y</strong></span> es que en el camino de la vida tomos somos diferentes pero todos nos convertimos en iguales cuando intercambiamos el calor de nuestras manos, la incertidumbre de nuestras almas y el miedo de nuestros corazones. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><em>©Finwë Anárion</em><br /></span><a href="http://www.safecreative.org/work/0908014187376" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img style="BORDER-BOTTOM: 0px; BORDER-LEFT: 0px; BORDER-TOP: 0px; BORDER-RIGHT: 0px" alt="Safe Creative #0908014187376" src="http://resources.safecreative.org/work/0908014187376/label/logo2-72" /></a>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-18882289672907552642009-04-19T16:30:00.008+02:002009-08-17T15:03:17.212+02:00El árbol con deseos de conocer el mundo<em><span style="font-size:78%;">Un cuento regalado de viva voz </span></em><br /><br /><br /><div align="center"><br /><em>-"Venga, dáme tres palabras",</em> dice él<em>.</em><br /><em>-"Mmmm... árbol... fresa... silla"</em>, responde ella<em>. </em></div><div align="center"><em><br /></em><br /><a href="http://4.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesU1A3i3LI/AAAAAAAAA8o/237erZJCEOo/s1600-h/arbol.bmp"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 300px; FLOAT: left; HEIGHT: 283px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326373885294337202" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesU1A3i3LI/AAAAAAAAA8o/237erZJCEOo/s320/arbol.bmp" /></a> </div><div align="justify"></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>H</strong></span>abía una vez un árbol aún muy jovencito, apenas 100 años contaba en su haber, (dice el <em>Narrador </em>con ojos picarones esperando su reacción y la <em>Niña</em> ríe gratamente sorprendida<em>)</em> y no se encontraba muy satisfecho con el lugar en el que le había tocado vivir.<br /></div><br /><br /><div align="justify"><strong><span style="font-size:180%;">C</span></strong>omo iba a celebrarse el <em>Consejo Anual de los Árboles</em>, pensó en solicitar al más anciano de ellos, su <em>Presidente</em>, que le diera permiso para repartir sus hojas por el mundo y conocer otros lugares a través de ellas. Los árboles intercambiaban sus hojas unos y otros y por ese medio se comunicaban.<br /><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>C</strong></span>omo lo pensó, lo hizo y, de manera sorpresiva, el <em>Árbol-Más-Anciano</em> le permitió emprender tal aventura no sin antes haberle impuesto la condición de que debería reservarse tantas hojas como le fueran imprescindibles para vivir, a lo cual se comprometió.<br /><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong><a href="http://3.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesUJv6jqtI/AAAAAAAAA8g/5DXThZe1g_c/s1600-h/osopinguino.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 218px; FLOAT: left; HEIGHT: 320px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326373142009195218" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesUJv6jqtI/AAAAAAAAA8g/5DXThZe1g_c/s320/osopinguino.jpg" /></a>A</strong></span>sí fue cómo, al ser convocado el <em>Viento</em> para colaborar en tal empresa, éste comenzó a soplar y soplar hacia el <em>Norte</em> fuerte, muy fuerte, arrastrando con él numerosas hojas de la copa frondosa que lucía el inquieto y joven árbol con deseos de conocer el mundo. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>V</strong></span>iajaron durante un largo tiempo sobrevolando tierras y mares hasta llegar a una tierra blanca y fría que parecía de cristal y en la que habitaban pingüinos vestidos de etiqueta, focas con largos bigotes y osos, zorros, liebres... blancos como la nieve. <em>El Polo Norte</em>. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>A</strong></span>llí no había árboles así que las hojas se dejaron caer en los icebergs que el mar arrastraba para regresar al <em>Bogque</em> y contar todo lo que habían visto en su viaje.</div><div align="justify"><br /><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>V</strong></span>iento comenzó de nuevo a soplar, esta vez hacia las cálidas Tierras del Sur. Y sopló y sopló fuerte, muy fuerte, arrastrando con él numerosas hojas de la copa frondosa que lucía el inquieto y joven árbol con deseos de conocer el mundo.<br /><br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesZw0FRhdI/AAAAAAAAA8w/HkVfE7JgjRc/s1600-h/desierto.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; HEIGHT: 169px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326379310700922322" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesZw0FRhdI/AAAAAAAAA8w/HkVfE7JgjRc/s320/desierto.jpg" /></a>V</strong></span>iajaron durante un largo tiempo sobrevolando tierras y mares hasta llegar a una territorio seco y dorado, repleto de dunas y con muy escasa vegetación, en el que camellos y dromedarios cargados de mercancías marchaban en hileras sinuosas marcando sus huellas en la abrasadora superficie de arena. <em>El Desierto</em>. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:180%;">V</span></strong>olaron hasta los oasis en los que encontraron otros árboles muy diferentes, de nombre palmeras, con elevados troncos y ramas cargadas de hojas agolpadas en lo alto que parecían un penacho. A ellas les contaron todo lo que habían visto en su viaje para que se encargaran de hacerlo llegar al <em>Bogque.<br /></em><br /><a href="http://4.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SescHz6v04I/AAAAAAAAA84/GXmrx999ey0/s1600-h/fresa2_3.jpg"><strong><span style="font-size:180%;"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 268px; FLOAT: left; HEIGHT: 311px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326381904817017730" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SescHz6v04I/AAAAAAAAA84/GXmrx999ey0/s320/fresa2_3.jpg" /></span></strong></a><strong><span style="font-size:180%;">U</span></strong>na vez cumplida esta etapa, <em>Viento</em> sopló y sopló fuerte, muy fuerte, hacia el <em>Este</em> arrastrando con él numerosas hojas de la ya no tan frondosa copa que lucía el inquieto y joven árbol con deseos de conocer el mundo.<br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">V</span></strong>iajaron durante un largo tiempo sobrevolando tierras y mares hasta llegar a una tierra exótica de nombre <em>Chi-Pón</em> ( <em>-"Chin-pón?",</em> dice la <em>Niña</em>. <em>-"Chi-Pón, mezcla de China y Japón",</em> aclara entre risas el <em>Narrador</em>. -<em>"Ahhh, y tenían un ojo rasgado hacia arriba y el otro hacia abajo",</em> respondió riendo ésta) en la que sus habitantes cultivaban y comían deliciosas fresas. </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:180%;">L</span></strong>as hojas del joven árbol contaron a sus congéneres de <em>Chi-Pón</em> todo lo que habían visto y aquellos fueron transmitiéndolo de árbol a árbol recorriendo la distancia que les separaba del <em>Bogque</em>, dijo de nuevo el <em>Narrador</em>. </div><div align="justify"><br /><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>V</strong></span><em>iento</em> se dispuso a iniciar la tarea que concluiría la encomienda. Sopló y sopló fuerte, muy fuerte, hacia el <em>Oeste</em> arrastrando con él la mayor parte de las hojas que quedaban en el árbol, dejándole apenas unas pocas, las mínimas que necesitaba para vivir como le había hecho prometer el <em>Más-Anciano</em> al <em>Joven</em> inquieto con deseos de conocer el mundo.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:180%;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/Ses1Dk3oD6I/AAAAAAAAA9A/_hc9tKZlCWg/s1600-h/silla-plegable-zircon-con-portavasos.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 225px; FLOAT: left; HEIGHT: 168px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326409319848611746" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/Ses1Dk3oD6I/AAAAAAAAA9A/_hc9tKZlCWg/s320/silla-plegable-zircon-con-portavasos.jpg" /></a>V</span></strong>iajaron sobre el mar durante muchos días gracias al impulso de Viento hasta llegar a nuevas tierras en las que hallaron unos extraños humanos que llevaban cada uno una silla a la espalda pues habían nacido cansados (regocijo y sorpresa en la risa de la <em>Niña</em>, ríe satisfecho el <em>Narrador</em>). Aquellos hombres daban unos pocos pasos y se sentaban en las sillas que llevaban detrás como si de un caparazón se tratara y charlaban y jugaban a lo que les apetecía.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-size:180%;"><strong>A</strong></span>lgunas de las hojas hablaron con los árboles y otras fueron trasladadas por una ráfaga repentina hasta un barco que cruzaba el mar en dirección al Bogque ( <em>-"El Bogque",</em> repitió la Niña, picaruela, con ese tonillo que a él le gusta... ).</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:180%;">Ll</span></strong>egaba caminando la <em>Niña</em> hasta el <em>Árbol Joven</em>. Ella lo había plantado. Sí, también era pequeña, sólo tenía 200 años (riendo ambos con regocijo la idea del <em>Narrador</em>). Venía a visitarlo a menudo y se entendían en el silencio. Se abrazaba a él, rodeando con sus brazos el rugoso tronco, y se transmitían todo lo que les sucedía sin pronunciar palabra.</div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /></div><p align="center"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesK--5ErzI/AAAAAAAAA8Y/tCmPb5b7Py8/s1600-h/arbol.jpg"><img style="WIDTH: 255px; HEIGHT: 255px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326363061446291250" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesK--5ErzI/AAAAAAAAA8Y/tCmPb5b7Py8/s320/arbol.jpg" /></a><br /></p><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;">A</span></strong>sí fue cómo la <em>Niña</em> supo todo cuanto en este cuento te he contado.<br /></div><p align="center"><strong><span style="font-size:180%;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesK-rfGBmI/AAAAAAAAA8I/eH0t2kq4gtE/s1600-h/arbol%2520tierra.jpg"><img style="WIDTH: 256px; HEIGHT: 320px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326363056237053538" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SesK-rfGBmI/AAAAAAAAA8I/eH0t2kq4gtE/s320/arbol%2520tierra.jpg" /></a></span></strong></p><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;">Y</span></strong> colorín, colorado...<br /><br /><span style="font-size:78%;"><em><span style="font-size:85%;">©Finwë Anárion</span></em><br /></span><em><span style="font-size:78%;">Con la colaboración de Paloma.<br /></span></em></div><em></em><p align="center"><a href="http://www.safecreative.org/work/0904203097730" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904203097730/label/logo2-72" /></a></p>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-38717261941149817782009-04-16T14:43:00.001+02:002009-08-07T18:22:47.340+02:00La niña que llovió<div align="justify"><span style="font-size:78%;"><em>Un cuento regalado de viva voz</em></span><br /><br /><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SecxAaejIkI/AAAAAAAAA74/qtNR8kZg7Qk/s1600-h/gota.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5325278967566115394" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 232px; HEIGHT: 320px" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SecxAaejIkI/AAAAAAAAA74/qtNR8kZg7Qk/s320/gota.jpg" border="0" /></a><span style="font-family:lucida grande;font-size:180%;"><strong>H</strong></span>abía una vez una niña muy pequeñita, tan pequeñita que nació dentro de una gota de agua. La gota cayó en una hoja y la hoja la acunaba. Las flores que tenía alrededor la miraban <em>extrañadas</em>, preguntándose qué era aquel ser tan diminuto, pero poco a poco fue creciendo y supieron que se trataba de una niña. La niña les preguntaba si sabían quién era y de dónde venía pero todos lo ignoraban. </div><div align="justify"><br /><strong><span style="font-size:180%;">U</span></strong>n día, andaba la niña por el <em>bogque</em> paseando cuando encontró la cabaña de un mago y allí se dirigió por ver si aquel tenía la respuesta que <em>buscaba</em>.<br /></div><span class="fullpost"><br /><div align="justify"><br /><strong><span style="font-size:180%;">Ll</span></strong>amó a la puerta...<em> toc... toc...</em> Y una voz desde dentro dijo: <em>"Pasa, niña". </em><br /><br /><em>"Oh", </em>pensó, <em>"verdaderamente se trata de un mago, ¡ha sabido que yo era una niña!"</em> Y muy contenta entró en la cabaña.<br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">A</span></strong>llí el mago <em>excudriñó</em> en su bola de cristal un buen rato. Después se dirigió hasta el caldero mágico que cocía en el fuego. Realizó sobre él unos pases <em>extraños</em> con las manos mientras pronunciaba palabras mágicas... <em>"Cataplínnnnn"</em>... <em>"Cataplónnnnnn"</em><br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">L</span></strong>a miró y le dijo:<em> "Niña, tú vivías arriba, en el País del Cielo, y cuando ibas a nacer, sucedió que llovió muy fuerte, muy fuerte y en una de las gotas de lluvia llegaste a la Tierra".</em><br /><br /><em>"Y ¿cómo podré volver? La lluvia no cae hacia arriba", respondió</em> la niña con carita compungida.<br /><br /><em>"Mmmmmmm"... </em>pensó el mago durante un largo rato y de pronto dijo con <em>expresión</em> de júbilo: <em>"¡Ya sé! Daremos la vuelta al mundo. La Tierra quedará arriba y el Cielo abajo, entonces lloverá de la Tierra al Cielo y podrás regresar."</em><br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">L</span></strong>as palabras mágicas sonaron de nuevo y los pases se volvieron a realizar y de pronto, <em>¡zas!, ¡el mundo estaba al revés!</em> Comenzó a llover y la niña que, aunque había crecido un poco, era aún muy pequeñita se abrazó a la lluvia para regresar a su casa.<br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">E</span></strong>n el Cielo <em>estaban</em> muy sorprendidos de que lloviera hacia arriba y <em>más</em> cuando vieron que la lluvia traía consigo a una niña que resultó ser la hija de los Reyes, los cuales fueron muy felices al recuperar a su hijita perdida por la que habían llorado mucho.<br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">U</span></strong>na vez la niña en casa, el mago volvió a lanzar su magia para dejar el mundo en orden, <em>¡zas!, ¡el mundo al derecho de nuevo!</em> </div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><em><span style="font-size:85%;"><strong><span style="font-size:180%;">Y</span></strong> </span><span style="font-size:100%;">colorín, colorado, este cuento se ha acabado...</span><br /></em><br /><em><span style="font-size:78%;">©Finwë Anárion</span></em> </div><div align="justify"><em><span style="font-size:78%;">Con la colaboración de Paloma</span></em></div><div align="justify"><img style="BORDER-RIGHT: 0pt; BORDER-TOP: 0pt; BORDER-LEFT: 0pt; BORDER-BOTTOM: 0pt" alt="Safe Creative #0904203097693" src="http://images.safecreative.org/work/0904203097693/label/logo2-72" /><br /></div></span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-69329846422268191932009-01-11T09:51:00.002+01:002009-08-17T15:05:54.391+02:00Alma de cántaro<span style="color:#000000;">.</span><br /><a href="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SWnhbDtx-tI/AAAAAAAAA1Y/8lP9ju8ZntY/s1600-h/haditas.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5290007092293401298" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SWnhbDtx-tI/AAAAAAAAA1Y/8lP9ju8ZntY/s320/haditas.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify">Como <em>Brujilla Blanca Autodidacta</em> no tengo precio, confundo las pociones y brebajes por más que no los quiera mezclar. Procuro ser ordenada, aunque no sé si es necesario que las brujas lo sean, y voy colocando todo alfabéticamente, como en la botica. Primero la <strong>A</strong>, después la <strong>B</strong>.... y así hasta la <strong>Z</strong>, que es la poción más dificultosa de realizar. Y, a pesar de todo ello, acabo confundiendo la de <em>"<strong>E</strong>l milagro de un nuevo amor como el primero pero veinte años después"</em> con la que dice <em>"<strong>E</strong>stoy muy a gusto pero estás lejos"</em> con sus títulos preciosamente caligrafiados en caracteres mágicos.<br /><br />Y las confundo porque comienzan con la misma letra y se pronuncian con la misma voz pero cada una tiene su momento, según el momento, claro. ¡Ah, sí! ¿No lo he dicho? Mis pócimas hablan entre ellas y me hablan a mí y tienen vida propia. Si la primera ("<em><strong>E</strong>l milagro..."</em>) está actuando, se abre solito el tarro de la segunda para tirar a aquella por tierra y deshacer el encantamiento.. Y, cuando el embrujo de la segunda (<em>"<strong>E</strong>stoy muy..."</em>) está siendo demasiado fuerte, algunas gotas de la primera salpican adrede para anular ese efecto y hacerme un lío... Bufff...<br /><br />En el interior del bosque susurran las voces de los árboles... </div><div align="justify"></div><div align="justify"><em>"Ssssiiiii... sssiii..."</em> dicen las hojas encantadas del roble... <em>"¡Es la primera, la primera, la que comienza por <strong>E </strong>es la verdadera! "</em><br /><br />Jajajajaja.... Ríen alborotadas las de las hayas... <em>"Nnnnnooooo... nnnoooo... ¡La segunda, la segunda, la que comienza por <strong>E</strong> es la verdadera!"<br /></em><br />Vaya ayuda que tengo, ¿eh? Vamos, que soy más bien un alma de cántaro al mandato de mis pociones. Y aún no he contado nada sobre los líos que organizo con el <em>Caldero Mágico</em>. Como el otro día que me tropecé con él mientras se cocían a fuego lento en su interior <em>Sueños<strong> I</strong>nsensatos</em> e <em><strong>I</strong>mposibles</em> y se desparramaron por los suelos mezclándose con los tarros de <em>Sueños de <strong>I</strong>ngenuidad</em> e <em><strong>I</strong>lusiones</em>... Casualidad, también comienzan por la misma inicial.... snifff...<br /><br />No creo que la <em>"<strong>A</strong>sociación <strong>D</strong>e <strong>B</strong>rujitas <strong>B</strong>lancas <strong>D</strong>el <strong>B</strong>osque"</em> me conceda este año tampoco <em>Las Alas De Primer Nivel</em>. </div><div align="justify"></div><br /><div align="justify">¡Menuda bruja del tres al cuarto que estoy hecha!<br /><br /><em><span style="font-size:78%;">©Paloma</span></em><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052930677" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052930677/label/logo2-72" /></a></div><div align="justify"> </div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-45679585373282291792008-11-16T19:07:00.000+01:002009-08-02T16:24:23.757+02:00Me iré a la cama temprano<div align="center"><a href="http://www.linkmesh.com/imagenes/temas/unicornios/dorado.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 675px; DISPLAY: block; HEIGHT: 563px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.linkmesh.com/imagenes/temas/unicornios/dorado.jpg" /></a><br />Me iré a la cama temprano.<br /><br />Atraparé pa' mi sueño<br />un lucero enamorado<br />un cantor de estrellas niñas<br />un cuenterillo abnegado<br /><br />Atraparé soles, lunas<br />enanas rojas y duendes<br />increíbles nebulosas<br />y mil cien amaneceres<br /><br />Atraparé todo un canto<br />de alegrías inusuales<br />de risas de mil matices<br />de paseos otoñales<br /><br />Atraparé de las crines<br />a mi unicornio dorado<br />que me lleve suave, al trote<br />por parajes no narrados<br /><br />Atraparé, y va en serio,<br />y pondré a buen recaudo<br />las sonrisas luminosas<br />de muñecotes de barro </div><div align="center"><br />que me miren y se rían<br />y lo hagan sin empacho<br />hasta lograr contagiarme<br />en los ojillos su rastro<br /><br />Atraparé, ¿ya lo he dicho?<br />tu mirada y nuestro abrazo<br />las hojas que caen silentes<br />el agua que va despacio </div><div align="center"><br />la tarde que se desliza<br />el sol que vuelve cansado<br />la luna menuda y quieta<br />plata y oro en su halo<br /><br />Atraparé tanto y tanto<br />tanta magia y cuentos blancos<br />que mi noche estará plena<br />Me iré a la cama temprano</div><div align="center"><br /><em><span style="font-size:78%;">©Paloma</span></em><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052931216" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052931216/label/logo2-72" /></a> </div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-85761560845438311322008-11-04T12:00:00.004+01:002009-08-17T15:08:43.913+02:00El cuaderno de hojas secas (y IV)<div align="center"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;color:#cccccc;">.<br /><em>Los cuentos están hechos para los días grises, nublados, lluviosos. Para las noches frías, bajo la manta o al calor del fuego. Acércate, quédate sentadito a mi vera, niño del corazón triste, apoya tu cabeza en mi regazo, cierra los ojos... </em></span><br /><br /></div><div align="center"><span style="color:#cccccc;"><em><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Para Finwë Anárion</span></em><br /></span></div><p align="justify"><br />Sus ojos eran una súplica y una orden al tiempo. Yo sentí que no era él quien me lo pedía sino el <em>Mundo</em> mismo y hasta me pareció que éste paraba para escuchar mi respuesta.<br /><br /><em>-Sí, sí,</em> le dije sin abandonar su mirada a la cual me mantenía sujeta, hipnotizada. <em>¿Qué he de hacer?</em><br /><br />El hombrecillo verde me cogió de nuevo en volandas, arrastrándome a lo alto del cerro. Y sin soltarme la mano, levantándola en alto, habló en un lenguaje que yo no comprendía. Un lenguaje sin sonido pero vibrante. Y la vibración de su voz, inaudible para mí pero que conmovía profundamente, fue extendiéndose en ondas, inundando el paisaje, atravesando montañas, árboles, casas.... cabalgando en el aire y llegando al corazón de todas las criaturas y seres que habitaban la región y que fueron respondiendo del mismo modo mientras se acercaban hasta donde nos encontrábamos.<br /><br />Tenía la sensación de que todo giraba, incluso yo. Me sentí elevada del suelo, siempre agarrada de su mano, y, aún con los ojos cerrados, percibía que el día brillaba más que nunca y que lucía con un esplendor sin igual, que traspasaba de luz toda materia, volviéndola etérea.<br /><br />Cuando las oleadas fueron perdiendo intensidad abrí los ojos y me vi rodeada de una miríada de criaturas de todos los <em>Reinos</em> de la <em>Creación</em>, representantes de todos y cada uno de los seres vivos (los del <em>Aire</em> y los de la <em>Tierra</em>, los del <em>Agua</em> y los del <em>Fuego; de</em> los más grandes a los más pequeños), que habían respondido a la llamada de <em>Fastolph Overhill</em>, el enano, y que esperaban respetuosos sus indicaciones.<br /><br />Habló de nuevo su mágico lenguaje y todos a una entonaron un cántico nuevo que manaba transformado en luz y que comenzó a descender ladera abajo desde lo alto del cerro hasta encontrarse con todo aquello que, en la explanada, no cumplía con el equilibrio natural. Las notas de la antigua lengua, pronunciada por tan distintas gargantas, fueron rodeando aquellos vestigios olvidados por el ser humano inconsciente, penetrando y deshaciendo su sustancia, desintegrándola, permitiendo nacer de ellos la Vida.<br /><br />Cantaban aquellas voces mirando hacia adentro, manteniendo el ritmo y la intensidad constantes hasta que, en un momento dado, <em>Fastolph</em>, con un gesto de su mano, dio la orden de terminar. Poco a poco fuimos saliendo del encantamiento en que participamos, incluída yo sin conocer aquel lenguaje. Volvieron nuestros sentidos a percibir, siendo conscientes de nuevo del lugar en que nos encontrábamos. Y, al abrir los ojos, un esplendoroso paisaje se nos ofreció a la vista. La Vida, con nuestra ayuda, había logrado restaurar el orden perdido.<br /><br />Las criaturas se mostraron alborozadas y mucho más mi querido enano al cual ya no tenía miedo porque comprendía la labor que realizaba. Cantaron, bailaron y poco a poco fueron retornando transportados en el aire a los lugares de que provenían, todos en orden según el <em>Reino</em> al que pertenecieran.<br /><br /><em>-Ven, niña</em>. Me habló <em>Fastolph</em>. Y tomándome nuevamente de la mano tiró de mí y me acercó a su altura. Me miró agradecido y cariñoso. Después sacó de su bolsillo aquel cuaderno de hojas secas donde escribía el día que lo conocí y me lo entregó, indicándome que lo abriera. En las hojas había unas palabras escritas con tinta mágica de hadas. <em>Nindë Númenessë</em>. Le miré sin comprender.<br /><br /><em>-Aquel día que me encontraste, sentado bajo la higuera escribiendo en este cuaderno, creyendo que no te veía, yo te esperaba. Y claro que vi la cestita de higos a mi lado,</em> me guiña un ojo.<em> Llevaba tiempo llamándote en el lenguaje mágico. Yo te atraje hasta aquí. Y en prueba de ello anoté tu nombre élfico, Nindë, porque sólo tu corazón limpio me faltaba para lograr recomponer el equilibrio de este lugar.</em><br /><br />Sus ojos me miraban dulces. Me pareció conocerle de siempre y su imagen comenzó a tomar forma en mis recuerdos más antiguos. El siempre había estado conmigo. Fui yo la que por un tiempo le olvidó y, cuando regresé, no lo recordaba como era. Mi enano, que creí de piedra, <em>Fastolph Overhill of Rushy</em>, era mi protector y el que salvaguardaba el <em>Antiguo Conocimiento</em> en mí.<br /><br /><em>-Hoy es el día en que que las Hadas de las Estaciones, <em>Amarië Ancalímon</em>, se darán por satisfechas de mi labor. El Hada Otoño, <em>Aredhel Fëfalas</em>, que te conoce, llegará pronto. Mira, aquí viene.</em><br /><br />Se acerca volando un ave de gran envergadura, batiendo las alas con amplitud. Su color gris plata. Negras las plumas remeras y el copete de la cabeza. Largas patas de zancuda y un cuello esbelto e interminable. Se posa a nuestro lado moviendo el aire y nuestros vestidos. Redondos sus ojos y el pico largo y amarillo. Habla con una voz delicada que no se sabe muy bien de dónde proviene:<br /><br /><em>-Fastolph Overhill, amigo mío, trajiste a Nindë,</em> en una exclamación mezcla de satisfacción y alivio.<br /><br />Yo, con los ojos bajos, no me atrevo a mirar, me impresiona ver tan de cerca a la garza que busco encontrar cada día y descubrir que no me teme y que habla de nuevo con voz cristalina:<br /><br /><em>-Soy yo, Nindë,</em> dice en respuesta a mi temor.<em> Soy yo quien te hace buscarme para que la magia viva en ti, para que no pierdas el verdadero conocimiento de lo que somos y a dónde pertenecemos.</em><br /><br />Las voces se van haciendo más y más lejanas, se van perdiendo en el subconsciente y yo despierto bajo el sol, tumbada sobre un mullido colchón de hojas secas. Rememoro lo que acabo de vivir sin acabar de comprender. Un poco desilusionada, pienso: </p><p align="center"><em>¿Entonces sólo era un sueño?</em><br /></p><div align="center"><em>No, no, no... No puede ser.</em> </div><br /><div align="justify">Y me levanto en busca de mi querido <em>Fastolph</em>, que seguro está como siempre a la entrada de casa. Él me cuida. </div><br /><br /><div align="justify"></div><p align="center"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SRcgh-EYKuI/AAAAAAAAApM/NbS0Wam-6LU/s1600-h/Enanito+cantor.JPG"><img style="WIDTH: 320px; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5266714057202215650" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SRcgh-EYKuI/AAAAAAAAApM/NbS0Wam-6LU/s320/Enanito+cantor.JPG" /></a></p><br /><p align="center">-FIN-<br /></p><p align="left"><em><span style="font-size:78%;">©Paloma</span></em><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052931308" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052931308/label/logo2-72" /></a><br /></p><p align="left"><em><span style="font-size:78%;"><strong>N. de la A.</strong> </span></em><em><span style="font-size:78%;">Esta historia nació a raiz de haber desaparecido un enanito de piedra que guardaba el camino de la casa en El Turrutal, un terreno en el monte. Por eso espero sepáis disculpar que finalmente uno de los personajes del mismo sea yo. </span></em><br /></p><p align="left"><em><span style="font-size:78%;">Me hubiera gustado que alguien me contara un cuento así sobre mí. </span></em></p>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-45439577105958349592008-11-02T22:48:00.003+01:002009-08-17T15:09:11.394+02:00El cuaderno de hojas secas (III)<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">.<br /></span></div><div align="center"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;color:#cccccc;"><em>Los cuentos están hechos para los días grises, nublados, lluviosos. Para las noches frías, bajo la manta o al calor del fuego. Acércate, quédate sentadito a mi vera, niño del corazón triste, apoya tu cabeza en mi regazo, cierra los ojos... </em></span></div><div align="center"> </div><div align="center"><em><span style="font-family:verdana;font-size:85%;color:#cccccc;">Para Finwë Anárion</span></em></div><div align="center"><span style="color:#cccccc;"><br /></span></div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"></div><em>-Ven,</em> me dice.<br /><br />Me coge de la mano y me lleva pensativo hasta la parte alta de la casa, donde la vista abarca un enorme espacio. Me hace sentar allí, al borde, mis piernas cuelgan en el aire.<br /><br /><em>-Mira, niña. ¿Ves? Todo lo que tu vista abarca y más, a un lado y a otro, delante, detrás... es la tierra que ha de supervisar el Hada Otoño. Cada año, al cambio de estación, el Hada del Verano, Aredhel Culnámo, una vez rendidas cuentas de su ciclo, le pasa el testigo y ella va recorriendo los territorios, vigilando que todo esté en orden...</em><br /><br /><div align="justify">Sigue hablando y hablando. Me cuenta sobre todas y cada una de las leyes que rigen la naturaleza. Me observa a menudo, explorando mi reacción a sus palabras, y, satisfecho, continúa sus explicaciones sobre el equilibrio necesario entre los seres vivos, que todos estamos relacionados, que si tomamos más de lo que necesitamos, a alguien le faltará. Sobre los cuidados que proporcionar a todo lo que nos rodea, sobre la importancia de respetar la vida que late en todo, hasta en lo que nos parece inanimado.<br /><br />Me va trasportando con sus palabras a través del alma de cada ser vivo. Me hace comprender sus lenguajes. Y ser tierra y ser planta. Ser árbol, hoja, tronco y savia. Ardilla, liebre, topo, águila. Perro, araña, gato, luciérnaga. Nube, viento, montaña, agua... Ser luna y ser sol. La luz se va extendiendo dentro de mí.<br /><br />Me dice que es ayudante de las hadas, que está al cuidado de ese paraje, que ha protegido todo lo que en él existe pero que, estación tras estación, desde hace algunos años hay algo que él no puede solucionar y que no quiere enfrentarse más a la mirada triste de las hadas cuando comprueban que aún permanece.<br /><br /><em>-¿Qué es?</em> Pregunto intrigada.<br /><br />Se ensimisma y enmudece. Su cara triste.<br /><br /><em>-Ven conmigo,</em> dice después.<br /><br />Se alza de un brinco. Me agarra fuertemente la mano y me arrastra casi en volandas, con lo pequeño que es. Bajamos del tejado y me hace subir la cuesta de tierra bordeada de cipreses. El a largas zancadas de sus botas mágicas de andar montañas en un solo paso, yo corriendo tras él a tirones de su mano. Retumba el suelo y suena mi respiración agitada por la carrera.<br /><br /><em>-Ahora lo verás, niña. Y verás por qué hay que cuidar lo que nos rodea.</em><br /><br />A trompicones me llevó hasta allí. Es una zona llana en un lugar un poco más elevado del que se encuentran la casita y la higuera. Un lugar que fue hermoso un día, en el que la naturaleza y los seres vivos cohabitaban en paz pero que ahora se encontraba lleno de deshechos, de restos de todo tipo, que se habían ido almacenando al paso del tiempo.<br /><br /><em>-¿Lo ves? Esto es lo que hacéis los humanos. Esto es lo que haces tú. </em><br /><br /></div><div align="justify">Me miraba con esa cara tan seria y con tanta tristeza que me hizo saltar las lágrimas. Me permitió ver la verdad, quién soy y lo que significa vivir.<br /><br /><em>-¿Y qué puedo hacer?</em> , le dije compungida.<br /><br /><em>-Necesito un humano</em>, me dijo, esperanzado y mirándome al fondo de los ojos, con una voz baja y vibrante. <em>Sólo un humano que mantenga puro el deseo de servir a la Vida y que esté dispuesto a cuidar lo que ella le ha proporcionado para su uso y disfrute y para que lo guarde y lo cuide y lo haga fructificar. Te necesito, niña...</em> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><span style="font-size:78%;">... Continuará...<br /></span></em><br /><em><span style="font-size:78%;color:#cccccc;">©Paloma</span></em><span style="color:#cccccc;"> </span><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052931315" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052931315/label/logo2-72" /></a> </div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-27880541119254709532008-11-02T15:18:00.008+01:002009-08-17T22:18:45.723+02:00El cuaderno de hojas secas (II)<em><span style=";font-family:times new roman;font-size:130%;">.</span></em><br /><div align="center"><em><span style=";font-family:times new roman;font-size:130%;"></span></em></div><br /><div align="center"><em><span style="color: rgb(204, 204, 204);font-family:verdana;font-size:85%;">Los cuentos están hechos para los días grises, nublados, lluviosos. Para las noches frías, bajo la manta o al calor del fuego. Acércate, quédate sentadito a mi vera, niño del corazón triste, apoya tu cabeza en mi regazo, cierra los ojos... </span></em></div><br /><div align="center"><span style="color: rgb(204, 204, 204);"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family:verdana;"><em>Para Finwë Anárion</em> </span></span></span></div><span style="font-family:times new roman;"><span style="font-size:130%;"><br /><div align="justify"><br /></div><br /><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Han pasado mucho días desde que tuve mi primer encuentro con el enanito, con mi enanito de piedra perdido. El otoño avanza y el frío del Polo se empeña en llegar aún antes de que lo haga el </span><em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Señor del Invierno</span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">. Los caminos de la montaña se vuelven difíciles de transitar, la tierra es resbaladiza y apetece más quedarse en casa. Pero en mi cabeza cada día está el recuerdo de aquel enanito al que no le salían las cuentas y cuyo misterio me queda por descubrir.</span></div><div align="justify"></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /></span><p align="center"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SRAmK1loPGI/AAAAAAAAAo8/_yevyRBEgD8/s1600-h/PA051173b.jpg"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><img style="width: 320px; height: 240px;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5264749932021562466" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SRAmK1loPGI/AAAAAAAAAo8/_yevyRBEgD8/s320/PA051173b.jpg" border="0" /></span></a></p><div align="justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /><br />Hoy las nubes dan una tregüa y el sol sale pronto por la mañana. Me voy para allá. Abro las cancelas mirando a todos lados, aguzando el oído, escudriñando en la distancia. Con la lluvia ha subido el nivel de la alberca y todo está mucho más verde. Me acerco a la casa, a la higuera, aún conserva parte de sus frutos pero la mayoría están diseminados por el suelo, mezclados con las hojas caídas, negruzcos, pasados.<br /><br />Me pongo los pantalones de campo, me calzo las botas y, con el anorak y los guantes de lana, voy a por la escoba para comenzar a barrer las hojas diseminadas, que se amontan hasta buena altura en los rincones. Las quemaré.<br /><br />Absorta en esta faena, luchando con el aire que sopla, frío y juguetón, robándome las hojas, arrastrándolas de un lado a otro, me sorprende de pronto una voz pequeña y ruda, muy enfadada:<br /><br /></span><b><em><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">-¡Eh, niña! ¿Qué haces? No, no, no... No toques nada. ¡No toques nada!</span></span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /><br /></span><em><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">¡Qué susto, dios mío!</span></span></em></b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"> Acostumbrada a la soledad del lugar, a las voces del silencio de aquellas alturas, al frufrú de las ramas de los árboles, al chillido de las águilas y al eco de respuesta que devuelve la montaña, al trino de los pájaros, el zumbido de las avispas, algún ladrido de los perros de las fincas vecinas... pero no a una voz tan cercana que no he sentido llegar.<br /><br />He dado un brinco y el corazón me late a trompicones. Me agarro con fuerza a la escoba, no para defenderme sino más bien como si ella me pudiera proteger... Me giro para ver a mi interlocutor. Tengo el convencimiento de que es aquel a quien tenía deseos de ver. Dominando el susto del principio me doy la vuelta justo en el momento en que la voz llega hasta donde me encuentro. Sí, está enfadado, muy enfadado. </span><b><em><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">¿Pero qué he hecho?</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /></span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /></span><em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">-</span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">¡Niña, niña! ¿No sabes que el Hada Otoño está por llegar?</span></span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /><br /></span><em><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">-¿El Hada Otoño? ...¿? ... ¿Quién?</span></span></em></b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /><br />Lo tengo delante. Me llega a la cintura. Va vestido de verde como en la anterior ocasión. Lleva guantes, como yo, y el gorro bien calado sólo deja ver las puntas de un cabello largo y blanco, tan blanco como la barba tupida que luce en la cara.<br /><br />Su expresión es seria, muy seria. Parece que he cometido una falta grave. Y sus ojos son más serios aún. Me mira desde abajo a través de unas lentes de aumento redondas, colocadas ante sus también redondos ojos, los brazos en jarras, las manos enganchadas en su ancho cinturón. Habla de nuevo, haciéndome un gesto con la mano.<br /><br /></span><em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">-Acércate, niña.</span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /><br />Me agacho hasta que mis ojos asustados quedan a la altura de los suyos, grises, que me miran con severidad.<br /><br /></span><em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">-Hoy es el día en que llega Aredhel Fëfalas, el Hada Otoño, a revisar estos parajes. Para conocer cómo han madurado los frutos, cómo las hojas han cambiado de color, cómo ha crecido la población de conejos, si los topillos han construído sus toperas a tiempo. Si los árboles de las laderas, si los zumaques, si el tomillo, si las piedras del camino, están todos preparados en el cambio de estación. Si ha llegado el hombre y ha originado desperfectos... Tú, niña... </span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Me mira despacio. </span><em><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Si se han elimado los que antes realizó...</span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /><br />Ahí le cambió el rostro. De malhumorado pasó a preocupado, un estremecimiento lo volvió casi frágil. Me mira de nuevo. El sabe que no todos los humanos son dañinos y menos aún lo son los niños. Es importante que los humanos pequeños conozcan la verdadera realidad, la que olvidan muchos cuando llegan a adultos.<br /></span><br /></span><em><span style="font-size:78%;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;">...Continuará...</span></span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;"> </span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;"><br /></span><div align="justify"><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;"><br /></span><em><span style="color: rgb(204, 204, 204);font-size:78%;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;">©Paloma</span></span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;"><br /></span><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052931322" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><span class="Apple-style-span" style="font-family:verdana;"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052931322/label/logo2-72" /></span></a></div></span></span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-62132390023404856582008-10-21T09:10:00.003+02:002009-08-17T15:10:51.590+02:00El cuaderno de hojas secas (I)<div align="center"><span style="font-family:times new roman;font-size:130%;color:#333333;"><em>.</em></span></div><div align="center"><span style="font-family:times new roman;font-size:130%;color:#c0c0c0;"><em></em></span></div><div align="center"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;color:#cccccc;"><em>Los cuentos están hechos para los días grises, nublados, lluviosos. Para las noches frías, bajo la manta o al calor del fuego. Acércate, quédate sentadito a mi vera, niño del corazón triste, apoya tu cabeza en mi regazo, cierra los ojos... </em></span></div><div align="center"> </div><div align="center"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;color:#cccccc;"><em></em></span></div><div align="center"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;color:#cccccc;"><em>Para Finwë Anárion</em></span></div><div align="center"><em><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;color:#c0c0c0;"></span></em></div><div align="justify"><em><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;color:#c0c0c0;"></span></em></div><div align="justify"><em><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;color:#c0c0c0;"></span></em></div><div align="justify"><br />Ayer me acerqué a la higuera a buscar los últimos higos que van quedando, oscuros, abiertos, rezumando miel. Y rodeada por sus ramas, estirándome a un lado y a otro para alcanzarlos, de pronto oí una voz, apenas un murmullo entre el frotar de las duras y rasposas hojas del árbol.<br /><br />No se entendían las palabras. Me quedé quieta y escuché... No, no, no... -decía la voz. Me acerqué un poquito más, casi sin respirar para no ser descubierta, y con gran sorpresa descubrí al enanito de piedra que me falta a la puerta de la casa, muy atareado anotando en un cuaderno de hojas silvestres secas. Canturreaba por lo bajo y negaba de nuevo. Estaba vestido de verde, pantalón y casaca, un gorro también verde adornado con un pompón en la cabeza y unas botas altas negras, botas mágicas de andar montañas en un sólo paso....<br /><br />Concentrado en sus asuntos no se percataba de mi presencia que ya se me iba haciendo de lo más incómoda, aguantando a pulso en una posición un poco inverosímil por no hacer ruido. El cuerpo contra el árbol, el pie derecho en el aire sin acabar de pisar, y la mano del mismo lado agarrando una rama que me hubiera impedido ver al enano si no la hubiera retirado.<br /><br />Cruzaban por mi mente mil ideas peregrinas que poner en práctica para escapar de la situación porque, a nada que me moviera, si el personaje era un cascarrabias (dicen que lo son y, además, traviesos) seguro que me hacía un encantamiento.<br /><br />Continuaban sus canturreos y sus negativas. Parecía echar cuentas. Por fin, cierra su cuaderno y se alza en pie. Apenas medio metro, un orondo medio metro. Podría tratarse de un baloncillo con cara de enano... jou jou jou<br /><br />A pequeños pasos se dirige a la escalera que salva el terraplén desde la higuera hasta la casita, la rodea, parándose a observar minuciosamente cada pocos pasos. Le da una nueva vuelta y con cara de resignación se va alejando por el camino hacia arriba. </div><div align="justify"><br /></div><p align="center"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SQ42m2IdVtI/AAAAAAAAAoc/rDlZ21R54-s/s1600-h/PA121051a.jpg"><img style="WIDTH: 320px; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5264205055436609234" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SQ42m2IdVtI/AAAAAAAAAoc/rDlZ21R54-s/s320/PA121051a.jpg" /></a></p><div align="justify"><br />Llueve. El día gris no acaba de levantar y el hombrecillo de verde desaparece de mi vista poco a poco. ¿Lo volveré a ver? Voy deshaciendo mi escorzo detectivesco y escapando del abrazo recio de la higuera. Recojo la cestita de higos dulces como la miel. ¡Qué raro que no la ha visto en el suelo junto a él! Y desciendo con cuidado por la misma escalera, de ligeros peldaños, por la que ya lo ha hecho el hombrecillo.<br /><br />Miro a un lado y a otro. No, no está. Me marcho pero yo he de conocer el secreto de ese cuaderno. Volveré. </div><div align="justify"></div><div align="justify"><em><span style="font-size:78%;">... Continuará...</span></em></div><div align="justify"></div><br /><em><span style="font-size:78%;">©Paloma</span></em><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052931353" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052931353/label/logo2-72" /></a>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-79499971263776375932008-10-06T01:30:00.003+02:002009-08-17T15:11:59.939+02:00Anuska y los duendes<div align="justify"><a href="http://www.haciaeldespertar.org/galeria/hacia-el-despertar/Arbol%20de%20Hadas.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.haciaeldespertar.org/galeria/hacia-el-despertar/Arbol%20de%20Hadas.jpg" /></a><br />Había una vez una niña pequeñita que vivía en un bosque, con su papá que era leñador y su mamá que tenía una tahona en la que hacía ricos panes, bollos, pastelillos y tartas. También mallorquines (risas del público y el narrador). La niña solía salir a jugar por el bosque y su mamá le ponía algún panecillo como merienda.<br /><br />Como todos los días salió, internándose entre los árboles. Se fijó en uno, grande y con un gran hueco por el que metió la cabeza y saludó.<br /><br />-Holaaaaaaaaaa<br /><br />-Holaaaaaaaaaa, le respondió una voz desde abajo.<br /><br />La niña se sorprendió. ¿Será el eco? Y repitió: -Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa<br /><br />Y esta vez la voz tardó un poco más pero saludó del mismo modo y con fuerza: -Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa<br /><br />Un poco asustada, sacó la niña la cabeza del interior del árbol y continuó caminando hasta descubrir un agujero entre la maleza. Se asomó y comprobó que se trataba de la boca de una cueva y por ella fue entrando poco a poco al interior. Olía muy rico pues en el centro de la misma una gran olla cocía exquisita sopa. Tenía hambre y la sopa olía tan bien que cogió un plato hondo y una cuchara y se sirvió una buena cantidad. Sacó el panecillo de la bolsa y se puso a comer. <br /><br />Comenzó a sentir voces, pasos, ruidos... y fueron llegando seres de muy diversos tipos. Unos tenían alas, otros antenas, los había pequeños y más grandes. Se colocaron alrededor de la mesa porque querían comer. La niña los miraba un poco encogida esperando ver cuál era su reacción al encontrarla allí y comiendo de su comida. Sin embargo parecían no verla.<br /><br />De pronto se percataron de que había un plato con sopa en la mesa.<br /><br />-Alguien ha comido antes que nosotros, comentó el de las antenitas.<br /><br />-Y también hay un panecillo mordisqueado, ¿quién habrá sido?, dijo a su vez el que tenía alitas.<br /><br />-Soy yo, ¿no me veis?, dijo la niña. Soy yoooooooooooo...<br /><br />Pero no la veían. Uno, más gordito (risas del público), fue a sentarse en la silla en la que se encontraba la niña y notó algo extraño. Dijo al duende más viejo: -Creo que aquí hay algo aunque no veo nada.<br /><br />-Ahhh, respondió éste, será un humano, los seres mágicos no los podemos ver. Para conseguirlo hemos de tomar un filtro. Lo bebieron y la niña se hizo visible a sus ojos.<br /><br />-Holaaaaaaaaa, ¿cómo te llamas? Exclamaron a coro.<br /><br />-Soyyyy... (bautizó rápidamente el narrador) Anuska .<br /><br />Y se enfrascaron en animada charla. La niña dijo que su papá era leñador y su mamá (tahonera, dijo una voz desde el público) (risas)... tahonera. Hablaron de los humanos, de las hadas, de que no podían verse unos a otros porque sus mundos eran ocultos para los demás pero hubo una ocasión en que un hada, llamada (rebusca el cuentacuentos en su mente)... mmm... Gildaberta (-Gilda-, dijo una niña) ( risas), se enamoró de un humano y se casó con él y por eso Anuska podía verles ya que era descendiente de ese hada.<br /><br />Estaban muy a gusto en tan animada conversación pero la niñita recordaba cada vez más a sus papás y quiso marchar ya de vuelta a su casa. Salió por la boca de la cueva escondida entre la maleza, atravesó el bosque en sentido inverso pasando delante del árbol con el tronco hueco y cuya voz respondía desde lo profundo a los saludos y, poco a poco, fue llegando a su cabaña donde esperaban los papás, que estaban muyyyyyyy preocupadossssssssss.<br /><br />-Mamá, papá, soy Anuska, ¡¡estoy aquí!!<br /><br />-Hija mía, qué preocupados nos has tenido! Pero ¿dónde has estado metida?<br /><br />Ella se dio cuenta de que grandes arrugas de preocupación surcaban el rostro de sus padres.<br /><br />-Pero ¡si sólo he faltado una tarde! Me encontré con un árbol que hablaba y una cueva donde viven los seres mágicos de donde salió mi tía Gilda-berta... y así fue narrando a sus papás lo que había visto y le habían contado.<br /><br />-Hija mía, no has faltado una tarde sino una semana. Y la abrazaba fuerte con mucho cariño pero con seriedad para que no lo volviera a hacer nunca más.<br /><br />Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.<br /><br /><em><span style="font-size:78%;">©Finwë Anárion </span></em></div><p><em><span style="font-size:78%;"></span></em> </p><p><em><span style="font-size:78%;">.......................................</span></em></p><p><em><span style="font-size:78%;"></span></em> </p><p><em><span style="font-size:78%;"> </p><div align="justify"><br /><br /></div></span></em>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-16070017892455107632008-09-25T13:26:00.000+02:002009-05-13T14:42:05.770+02:00Grulla, mi garza real<embed style="WIDTH: 400px; HEIGHT: 320px" name="flashticker" align="middle" src="http://widget-1e.slide.com/widgets/slideticker.swf" type="application/x-shockwave-flash" quality="high" scale="noscale" salign="l" wmode="transparent" flashvars="cy=bb&il=1&channel=2017612633081729310&site=widget-1e.slide.com"></embed> <div style="WIDTH: 400px; TEXT-ALIGN: left"><a href="http://www.slide.com/pivot?cy=bb&at=un&id=2017612633081729310&map=1" target="_blank"><img src="http://widget-1e.slide.com/p1/2017612633081729310/bb_t014_v000_s0un_f00/images/xslide1.gif" border="0" /></a> <a href="http://www.slide.com/pivot?cy=bb&at=un&id=2017612633081729310&map=2" target="_blank"><img src="http://widget-1e.slide.com/p2/2017612633081729310/bb_t014_v000_s0un_f00/images/xslide2.gif" border="0" /></a> <a href="http://www.slide.com/pivot?cy=bb&at=un&id=2017612633081729310&map=F" target="_blank"><img src="http://widget-1e.slide.com/p4/2017612633081729310/bb_t014_v000_s0un_f00/images/xslide42.gif" border="0" /></a></div><br /><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em></span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-65841898353501053772008-05-18T22:20:00.003+02:002009-08-17T15:13:46.289+02:00La niña nube<a href="http://fa.univision.com/attachments/univision/Fabrica/1276771/1/angelita%20sobre%20sus%20manos.jpg"><span style="font-family:verdana;"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://fa.univision.com/attachments/univision/Fabrica/1276771/1/angelita%20sobre%20sus%20manos.jpg" /></span></a><span style="font-family:verdana;"> <span style="color:#6666cc;">Había una vez una niña que paseaba entre las nubes, saltaba sobre los azules blanqueados y de vez en cuando jugaba al escondite con la tormenta. El rayo amenazador apenas la asustaba porque de tanto frecuentarse se habían hecho amigos. </span><br /><br /></span><div align="justify"><span style="color:#6666cc;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Los parajes que veía desde las alturas eran ensombrecedores, tan magníficos como vertiginosos. Desde allí podía ver cómo los otros niños la envidiaban. Sentados en sus sillitas de enea, miraban las acrobacias de la niña nube. Y ella sonreía. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Cuando bajaba al parque todos los niños querían jugar con ella. Su risa, su dinamismo, su gracia los enamoraba. Sobre todo a los que eran inquietos y despiertos, inconformistas y curiosos. En especial uno de ojos picarones a quien ella le pintaba de colores los pantalones. </span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Se quedaban ensimismados escuchando sus historias. Casi todas eran mentira. O quizás demasiado verdaderas para ser creidas. A fin de cuentas, qué más daba, seguía sonriendo ella. Encontraba satisfacción entre los ojos admirados de aquellos niños, pero era un sentimiento tan liviano como el soplo del viento en su orejita. Y sentía frío. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div> <br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">En esos días buscaba el silencio como arropo y el soleado rayo como compañero. Si alguien despistado osaba acercarse sin obedecer al cartel de "cerrado por reforma", se enfurruñaba como una vieja cierva herida y su sonrisa se tornaba grito, su mirada acogedora fuego y su mano templada hacha asesina. Algunos, que ya la conocían, se marchaban sin siquiera molestar. Esos eran los agradecidos, a los que ella protegía. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Con su tesón y laboriosidad recomponía su interior. Donde antes hubiera sombras pintaba flores, donde quedaban guijarros colocaba almohadones y donde encontraba espigas las mezclaba con el grano espeso de la última cosecha. Después continuaba paseando por las calles de una ciudad que tan pronto era más suya que las nubes como le resultaba extraña sin el azul algodonoso de su cielo. </span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Como niña delicada que era, buscaba siempre una bella flor con que adornarse el pelo. No quería presumir de poseerla, sólo quería enredar sus deditos entre los pétalos olorosos del ejemplar. Y podía llegar a confundirse tanto con su hermosura, podía inhalar tan profundo su perfume que sentía después cómo el polen de la planta brotaba por sus pupilas hasta esparcirse en el ambiente. </span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Luego todo volvía a su lugar. La flor a su tierra, los niños al parque, las nubes al cielo y ella siempre a medio camino entre la nada y el todo. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Había consultado a los más eminentes magos, rebuscado entre los ejemplares más nobles de las letras, incluso viajado hasta un lugar muy, muy lejano, donde un extraño monje le dio un brebaje antiguo y mohoso con brotes nuevos de soja, pelos blancos de camello y tierras de antiguas culturas. Como no podía tragarlo, le permitió beber las milagrosas aguas del rio Jordán. Y le dijo:</span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">-Entre los pliegues del perdón está tu solución. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">Una mañana la nube traviesa, las más picarona y alegre, tiró de sus enaguas hasta dejarla suspendida del firmamento. Cuando despertó intento bracear para ganar altura de nuevo pero sus bracitos estaban pegados con miel de chocolate. Entonces buscó al sol por las esquinas pero en vez de sus rayos se encontró con la burlona luna menguante que le dijo: </span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#6666cc;">-Espera, espera, que anda desperezándose para venir a ayudarte. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#6666cc;"><span style="font-family:verdana;">Y la niña quedó columpiándose en la acogedora luna mientras creía esperar al sol, sin darse cuenta de que, mientras la luna se quedase con ella, no llegaría el mañana. </span></span></div><br /><em><span style="font-size:78%;color:#6666cc;">©Finwë Anárion</span></em><br /><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:130%;color:#6666cc;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;color:#000000;">.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:78%;color:#9999ff;"><em>Gracias y un beso.</em></span></div><div align="justify"></div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-12068323698153261782008-05-16T01:59:00.002+02:002009-08-17T15:14:25.209+02:00Las tres toronjas<a href="http://www.antonio-jurado.com/paloma2.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.antonio-jurado.com/paloma2.jpg" /></a><br /><div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Érase una vez un viejo rey que, como estaba preocupado por su sucesión, decidió hablar con su hijo: </span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Hijo mío, tienes que casarte. No moriré tranquilo si no me das un nieto y un futuro heredero de mi trono. </span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El hijo le contestó: </span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Pero, padre, es que no me gusta ninguna de las princesas ni hay doncella que enamore mi corazón. </span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-No te preocupes –le dijo el padre-, tengo una idea. Repartiré aceite a todas las mujeres del reino para que vengan hasta aquí. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">De este modo, el rey consiguió que una buena cantidad de mujeres llegaran al castillo a recoger el presente y, mientras, el príncipe, desde un balcón, pudo ver si encontraba alguna de su gusto. Ninguna pareció convencerle, pero de pronto vio a una graciosa gitana que caminaba salerosa abrazada a una tinaja de aceite. La gitana, por aprovechar la ocasión, también llenó de aceite un cascarón de huevo y lo llevaba sobre la cabeza. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El príncipe, divertido, le tiró una piedrecita al cascarón y el aceite se derramó sobre la cara de la gitanilla, que masculló entre dientes: </span></div> <br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-¡Maldigo al árbol de las tres toronjas! </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El príncipe, que la escuchó, le preguntó qué quería decir con aquello y ella le explicó que cerca de allí había tres princesas encantadas en un árbol; el árbol tenía tres frutos y dentro de cada uno estaba encerrada una princesa. Por si fuera poco, un terrible león custodiaba el lugar y, para engañar a todo el que se acercara, dormía con los ojos abiertos y vigilaba con los ojos cerrados. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El príncipe no se lo pensó dos veces. Montó en un caballo y partió en busca del árbol de las tres toronjas. Cuando llegó, esperó a que el león abriera los ojos, se acercó al árbol y cogió las tres toronjas. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Una vez a salvo las partió una a una y esto fue lo que le salió: en la primera apareció una princesa bellísima con un largo traje azul que con voz suave le decía: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Dame pan y agua, que si no me muero. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Pero el príncipe le contestó: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Pan puedo darte, pero agua no tengo. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Y la princesa se murió. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El príncipe emprendió el camino y al rato se paró. Al abrir la segunda toronja apareció otra princesa con un largo vestido rosa que le dijo: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Dame pan y agua, que si no me muero. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Y el príncipe contestó otra vez: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Pan puedo darte, pero agua no tengo. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Y la segunda princesa murió. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Montó el príncipe en su caballo y buscó una fuente antes de abrir la tercera toronja. Cuando la abrió salió otra preciosa princesa con un vestido blanco que le dijo: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Dame pan y agua, que si no me muero. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El príncipe fue a la fuente y le dio agua y sacó su pan y también se lo dio. La princesa se repuso y él le contó cómo había llegado hasta allí para salvarla. Los dos se enamoraron y decidieron casarse. Pero el príncipe decidió dejarla en la fuente mientras iba a recoger una carroza para llevarla a palacio. Ella se subió a un árbol para estar a salvo de las fieras mientras esperaba. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Poco después, una sirvienta negra se acercó a la fuente a recoger agua y, al ver el bello rostro de la princesa reflejado en el agua, dijo: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Yo tan negra y tú tan blanca. Rompo el cántaro y me voy a mi casa. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Al rato la mandaron otra vez a por agua y le volvió a pasar lo mismo. La princesa no puedo contener la risa y la criada la descubrió subida en el árbol. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-Baja y te peinaré esos cabellos tan bonitos. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">La princesa bajó y, mientras la peinaba, le fue contando que estaba esperando al príncipe que tenía que venir con una carroza. La criada, celosa de su suerte, le clavó un alfiler en la cabeza y la convirtió en paloma. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Cuando llegó el príncipe, era la sirvienta negra la que estaba en el árbol. Él no supo cómo reaccionar, pero le había dado su palabra de casarse con ella y no tuvo más remedio que cumplirla. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">Cuando unos meses más tarde el rey murió, el príncipe ocupó el trono. Desde ese día, una paloma lo visitaba y se posaba en su ventana cantándole: </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">-¿Qué hará el rey con la reina mora? Y yo, triste de mí, por el campo sola. </span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El rey empezó a acariciar a la paloma hasta que dio con el alfiler que tenía clavado entre las plumas. Se lo quitó y la paloma se transformó en su querida princesa. Ella le explicó lo que le había sucedido con aquella sirvienta, que fue encerrada en las frías mazmorras del castillo. El príncipe y la princesa, ya reyes, vivieron felices y comieron perdices, a mí me dieron las patas y yo no las quise.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div></div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-91063468728438937902008-04-26T16:59:00.001+02:002009-08-07T23:50:54.097+02:00De grullas II<div align="justify"><span style="font-size:78%;color:#cc66cc;"><strong>miércoles, 27 febrero 2008 a las 15:31</strong></span><br /><br /></div><p align="center"><a href="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SBNGS8IZSbI/AAAAAAAAAEE/ZAkTgV1xL1I/s1600-h/18-12-07_162.jpg"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;color:#cc66cc;"><strong><img style="CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193572086481242546" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_TWf9CTR3zPs/SBNGS8IZSbI/AAAAAAAAAEE/ZAkTgV1xL1I/s320/18-12-07_162.jpg" /></strong></span></a></p><p align="justify"><span style="font-family:courier new;"><br /><strong><span style="font-size:130%;"></span></strong></span></p><div align="justify"><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#cc66cc;">Hacía mucho que no la veía, casi dos meses. Llovía ahora, al salir de trabajar, y el aire frío cortaba la piel. Mientras atravesaba el puente me he quedado de piedra. Allí estaba ella, quieta en el centro del río. Las luces de las farolas jugueteando con la corriente saltarina, salpicada por la lluvia, así como mi paragüas en el que sonaba seca... tap... tap... y los patos durmiendo en la orilla. </span><br /><br /><span style="color:#cc66cc;">Ya son varias las veces que la he encontrado en ese mismo lugar en día de lluvia. La noche la hace más hermosa. Sus colores refulgen y se aprecian con nitidez el gris y el negro de su plumaje. Sus largas patas se hundían en el agua hasta la mitad. Parecía crecer por momentos al estirar su cuello y extremidades para caminar parsimoniosa. </span><br /><span class="fullpost"><br /><span style="color:#cc66cc;">He intentado hacerle fotos con el móvil pero ¡imposible! No se veía nada. ¡La tenía delante y no podía hacerle una foto! Lo he intentado varias veces pero no había manera. Se apreciaban los reflejos de las farolas pero de la grulla ni rastro... Caxisssss... Se ha quedado quieta un ratito más, parecía saber que la observaba apoyada en la baranda, y, de pronto, ha pasado del estatismo al movimiento total, ha echado a volar, desplegando toda su envergadura, remontando el río corriente arriba. ¡Me he quedado maravillada de su vuelo rasante sobre el agua! ¡Qué espléndido animal! Y sigo maravillada. Quisiera saber dónde tiene su nido. </span></span><br /><span style="color:#cc66cc;"></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><span style="color:#cc66cc;"><strong>Lunes, 18 de Febrero de 2008<br /></strong><span style="font-family:courier new;">------------------------------- </span></span></span><br /><br /><span style="color:#6666cc;"><span style="font-family:courier new;">La he visto de nuevo. Mediodía. Sol espléndido. Temperatura primaveral. Parecía esperarme para alzarse en vuelo en cuanto me he asomado a la baranda. Despaciosa, casi a ras del agua, ha pasado bajo los ojos del puente hacia el otro lado y ha emprendido el ascenso, arriba y más y más, dibujando un gran círculo entre las iglesias de San Miguel y San Pedro y volviendo de nuevo sobre la vertical del puente, a escasos metros de mí.<br /><br />Yo, como siempre, con el móvil en la mano y ¡sin poder fotografiarla! Móvil que, por otro lado, terminará sumergido en el río alguna de las innumerables veces en que estiro el brazo todo lo que puedo por encima de la barandilla para acercarlo a la grulla y es que el zoom de que dispone, pobrecico, deja mucho que desear. Tendré que comprar una cámara por fin, Mirendu, y llevarla siempre encima para no desperdiciar las ocasiones... Y es que...<br /><br />No es habitual una grulla solitaria, en esta época del año y en esta zona. Algún día tendrá que contarme por qué se quedó aquí...<br /></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><strong>Viernes, 29 de Febrero de 2008</strong></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><strong></strong></span><br /><br /><strong><span style="font-family:Trebuchet MS;">..............................</span></strong> </span><br /><strong><br /></strong><br /><span style="font-family:courier new;color:#66ffff;">Esta grulla me toma el pelo. Sí. Como cada día, al salir del trabajo, paso sobre el puente y miro hacia la derecha. Es donde suele encontrarse ella, ahí, en el centro mismo de la corriente. He mirado y no estaba, ni en el agua ni volando por allí. Hoy el cielo sólo se deja ver en algunos puntos, el resto son nubes, el día está cálido. Los patos, como siempre, con su escandalera y, entre ellos, una parejita que hace días veo jugar junta, pescar junta, un poco separados del resto. Un patito blanco y otro oscurito. </span><span style="color:#66ffff;"><br /></span><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#66ffff;">Llego a mi coche y, necesariamente debo pasar de nuevo sobre el río para coger la dirección a mi casa, así que salgo del aparcamiento y me encamino al puente. Según paso sobre él, la veo... Caxisss, justo al otro lado, el que no es habitual. Pienso: ¿vuelvo o no vuelvo?. Tengo que dar la vuelta a la manzana. No me pierdo una posible foto de mi grulla en la que se la distinga. En el Ayuntamiento me detengo y la miro desde la distancia. Seguía allí. Decidido, vuelvo.</span><br /><br /><span style="color:#66ffff;">La grulla en el centro de la foto, aunque no se la distinga.Aparco en el mismo sitio. Ahí seguía el hueco. Y me bajo sólo con el móvil y la llave del coche en la mano. Me acerco temerosa de que ya no esté, al tiempo que voy preparando la opción "cámara". Está. Se va alejando, pausada, en dirección contraria a la mía. Bajo por una cuesta con escalerillas muy separadas y cómodas hasta la orilla. La grulla sigue caminando despacio, con ese movimiento rítmico, alejándose poco a poco. Se ha terminado la escalerilla y ahora el suelo es tierra y hierba, pero más lo primero y encharcada. Me miro los pies. Bueno, con las camperas no será tan dificil. </span><br /><br /><span style="color:#66ffff;">Vamos acercándonos las dos, ella por el agua hacia un grupo de patos que charlotean cerca de la orilla y yo por fuera, con cuidado de no dar un traspiés. Parece que se va a mantener un poco en esa situación. Un árbol, desnudo aún, me puede servir de parapeto para acercarme sin asustarla y conseguir una bonita foto o, al menos, una en la que se la reconozca. </span><br /><br /><span style="color:#66ffff;">Dicho y hecho, me voy aproximando, paso sobre otro árbol, caído, buscando dónde pisar porque está muy resbaladizo y me veo en el agua. Tanto cuidado llevo que no me doy cuenta de que, durante mi aproximación, ¡ella se ha echado a volar y ha desaparecido! Ni rastro de la grulla. Ni en las orillas, ni en los tejados, ni en el otro lado del puente... Me toma el pelo... sí. </span><br /><br /></span><span style="font-family:trebuchet ms;"><span style="color:#66ffff;"><strong>Lunes, 3 de Marzo de 2008</strong> </span></span><br /><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#66ffff;"><strong>----------------------</strong> </span><br /><br /><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#999999;">En estos días de atrás ha nevado y llovido bastante. El caudal del río ha crecido. Me preocupa no volver a ver a mi grulla en una temporada, hasta que descienda la corriente a su nivel de siempre. Y también me preocupa, no sé por qué, encontrarla muerta en el agua, por eso me acerco a mirar con un poco de incertidumbre y temor. </span><br /></span><span style="color:#999999;"><br /></span><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#999999;">Hoy el sol alumbra cálido desde lo alto y el cielo brilla con un azul intenso. La temperatura es primaveral. Y mis ojos recorren despacio cada tejado, los de las casas, los de las iglesias de San Miguel y San Pedro y la Peña de los Castillos... escudriñando cada uno de ellos por si estuviera allí. </span><br /></span><span style="color:#999999;"><br /></span><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#999999;">Quizás haga demasiado calor y haya decidido marcharse. ¿Dónde podría ir una grulla solitaria como la mía? No, permanecerá aquí, no migrará. Estoy segura. </span><br /><br /></span><span style="font-size:78%;"><span style="font-family:trebuchet ms;"><span style="color:#999999;"><strong>Martes, 11 de Marzo de 2008</strong> </span></span><br /></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#999999;"><strong>----------------------- </strong></span><br /><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#ffcc66;">El caudal del río ha crecido desde ayer. Y aumentará aún mañana si el tiempo sigue como ahora, sin llover ni nevar. La corriente es fuerte y ya ni los patos nadan en ella, sólo en algunos remansos entre la vegetación. Sin embargo, se les ve sobrevolando el río de una ribera a la otra acuatizando ruidosos. Es un gusto verlos.</span><br /><br /><span style="color:#ffcc66;">De la grulla, ni rastro... </span><br /><br /><span style="font-size:78%;"><span style="color:#ffcc66;"><em>Miércoles, 12 de Marzo de 2008</em></span> </span><br /><br /><br /><span style="color:#ffcc66;">----------------------- </span><br /><br /></span><span style="color:#009900;"><span style="font-family:courier new;">El río sigue llevando mucho caudal de agua, sin embargo en los pilares del puente ya se aprecia la marca de la altura que alcanzaba ayer, a unos veinte centímetros de la de hoy... Desciende. Aún va muy crecido para que se acerque la grulla. ¡Qué pena! El día es excepcionalmente cálido y soleado, más se diría de primavera que de invierno, y ella seguro que disfrutaría con sus largas patas en el agua y la brisa fresca despeinándole las plumas si el nivel fuera más bajo y la corriente más calma.<br /></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><strong>Jueves, 13 de Marzo de 2008 </strong></span><br /><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><strong>---------------------- </strong></span><br /><br /><br /></span><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#ff99ff;">Este río me enamora. El mismo y cambiante cada día. Conserva en gran medida el caudal que el deshielo precipitado y las lluvias de hace un mes consiguieron. Ahora, un poco más bajo solamente, permite adivinar el fondo de piedras que hasta hace unos días, con las aguas revueltas, no era posible ver. La corriente se desliza rauda y calma. Imparable. Imponente. Hablando en murmullos a cada golpe, a cada obstáculo. Subyuga el alma contemplarla. Te arrastra consigo, secuestrando el pensamiento hasta el lejano mar. </span><br /><br /><span style="color:#ff99ff;">He observado a dos patos macho pelear por una hembra. Me ha sorprendido que el más fuerte sujetaba con el pico en el cuello al otro obligándole a bajar la cabeza. No recuerdo haber visto ese comportamiento en las aves. Quizá me perdí ese documental... </span><br /><br /><span style="color:#ff99ff;">De la grulla ni rastro. </span><br /><br /></span><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:78%;color:#ff99ff;"><strong>Miércoles, 23 de Abril de 2008</strong></span> <span style="color:#ff99ff;"><br /><strong></strong></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;"><span style="color:#ff99ff;"><strong>---------------------</strong></span> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Trebuchet MS;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Trebuchet MS;color:#33cc00;">Hoy la he visto de nuevo. Hacía meses que no se acercaba al claro del río, cerquita del puente. No hace mucho compré una cámara para poder fotografiarla y, casualmente hoy la había tenido que prestar e iba sin ella. Ya me había cruzado por la mente el pensamiento de que quizás apareciera hoy. </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Trebuchet MS;color:#33cc00;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Trebuchet MS;color:#33cc00;">Después de aparcar iba entrando en el puente distraída hablando por el teléfono móvil y de pronto la veo. ¡Caxis, y yo sin la cámara! ¡Qué mala suerte!</span></div><p><strong><span style="font-size:78%;color:#33cc00;"><em>Martes, 19 de Agosto de 2008</em></span></strong></p><p><strong><em><span style="font-size:78%;color:#33cc00;">.........................................</span></em></strong></span> <span style="color:#ff99ff;"><br /></p><p><br /></span><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em></span> </p><p><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052932237" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052932237/label/logo2-72" /></a> </p><p><a href="http://elnidodepaloma.blogspot.com/2008/09/disculpen-las-molestias.html">http://elnidodepaloma.blogspot.com/2008/09/disculpen-las-molestias.html</a></p>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-88571543918693988312008-04-23T12:22:00.004+02:002009-08-17T15:16:00.709+02:00La niña y el mago -II-<div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">El mago, que no era mago por casualidad sino por su elevada sabiduría, hacía días que percibía el halo protector de la niña. Sabía que Casilda, la vieja bruja, andaba cerca. Ella era la artificiera de tanto brillo. No se sentía inquieto, la conocía muy bien y sabía que no haría nada que pudiera herir a la niña. </span></div><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">La vida del bosque, a veces, es monótona, lenta, sin más colorido que el que brota de los calderos que bullen en las oscuras estancias de la cueva. Cuando la monotonía se instala mata con su tibieza los dulces trinos de los pájaros, la frescura del rocío y hasta los dedos de las manos quedan entumecidos, insensibles para acariciar la aspereza de las virutas del roble, la suavidad del musgo acuoso que crece a la sombra del espino albar, la esponjosidad de las entrañas cálidas del lagarto verde. Porque, cuando el corazón no consigue expresar, se enfurruña y encoge adormeciéndose hasta quedarse tan, tan quieto, que hasta la más sencilla pócima se convierte en una lata de fustración.</span></div><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">Casilda y él se habían conocido hacía ya muchas décadas, él apenas era un pupilo a medio despertar. Ella supo enseñarle las mágicas artes del conocimiento. Le regaló un libro durante su primer encuentro, que encerraba toda la sabiduría. Pero era un libro muy emblemático, un libro muy, muy viejo, lleno de costrones y manchas, arrugado y amarillento, algo deshojado y hasta maloliente. No le prestó mucha atención, su ignorancia le hizo atrevido en el juicio que estableció cuando lo recibió. Menos mal que no pronunció palabra, porque tiempo despues comprendió su valía.<br /></span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">Ella frecuentó su vida durante el tiempo necesario como para enseñarle los primeros capítulos, luego conservó con él una amistad distante que ambos apreciaban. Entre las letras del libro, que contaba una historia distinta en cada capítulo, se encontraban los misterios más profundos de la vida. </span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">El primero, "encuentros entre las rocas", hacía referencia al primer precepto: la humildad. Decía, para quien supiera leer entre sus letras, la inmensa gracia de los hombres es aire si no va agarrada de la mano de la humildad, esa que nos hace comprender que entre los movimientos estelares caprichosos, lúdicos y siempre coherentes, unas veces nos coloca arriba al tiempo que nos deja abajo. Son estos movimientos en perfecta armonía los que nos hacen vibrar entre las cuerdas de la lucidez mientras las de la locura se estan tensando para nosotros, los mismos movimientos que nos bañan en la acidez para que después podamos saborear la dulzura, ofreciéndonos con este antagonismo el conocimiento. Él nos llevará de modo suave a comprender que la miseria del vecino será dentro de un rato miseria nuestra y que mientras no podamos amarla en ellos no podremos amarla en nosotros. Sólo alcanzaremos a amarla cuando comprendamos ese antagonismo que deja a la miseria y la riqueza en una misma coordenada. Siendo humildes, continúa diciendo el libro, podemos aceptarnos en nuestras debilidades comprendiendo así las de nuestros hermanos. Y la aceptación, que no era prima del enjuiciamiento ni tampoco de la soberbia, pasaba a ser el segundo capítulo. Así poco a poco se iban nombrando los distintos pilares del conocimiento. </span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">El libro, aún siendo muy valioso en sí mismo, estaba muerto si ningún ser conseguía penetrar en su profundidad y mostrar al mundo, por medio de la acción, su riqueza. Porque lo que la bruja Casilda le regaló al mago no fue el libro sino el poder de convertirse en sabio, ganando en humildad, en aceptación. De modo que aprendió a ganar y perder a un tiempo, a subir y bajar a la vez, a brillar y oscurecer con la misma fluidez, a llorar y reir con la misma alegría. Ahora el mago llevaba mucho tiempo enseñando su magia a quien con el corazón limpio quería recibirla.</span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">Hacía varios días que la niña no subía al monte, a veces la sentía merodear por los alrededores, tan ensimismada y ciega que prefería permanecer oculto para no asustarla. Pero él sabía que pronto volvería, después de sus escapadas siempre retornaba, más serena, calmada e incluso brillante que antes de su huida. Ella era así de extraña, tan extraña como él mismo. Tenía ciertas dotes que la hacían merecedora de ser la portadora de la sabiduría, la dueña de la llave mágica. Él que no reconocía propiedades se la iba entregando poco a poco, aligerándola en peso para que su pequeño porte no se viera desequilibrado. Mientras, Casilda, algo celosa, vigilaba sus pasos.</span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">Esta mañana el mago andaba algo despistado, echaba de menos a la niña y su pequeña inquietud le hacía equivocarse constantemente. Primero fue el toc-toc del pájaro carpintero quien le hizo creer que eran sus deditos que lo llamaban. Después el sonido del colibrí le recordó el silbido de ella y salió apresurado a la puerta. Cuando ya algo cansado se disponía a comer unas hierbas aderezadas muy preciadas, la presencia liviana de ella casi logra asustarle. La niña ríe y ríe con las palabras de él, se siente tan hermosa cuando se reconoce entre sus palabras, cuando descubre que la echa en falta, cuando sin decirlo ella comprende que la quiere. El mago con toda su grandeza conserva toda la sencillez y eso a la niña la enamora, la encadena a sus alrededores. </span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">Ha subido para llevarle un presente muy sabroso. El pastel de manzana estaba muy dulce, jugoso y apetecible. Compartirlo con él, observando el brillo de sus ojos entre su glotonería, la divierte. </span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;">El mago aún no le ha nombrado el libro mágico, es un secreto, y ella tampoco le ha contado su encuentro con Casilda, también es un secreto. Pero en cada encuentro con parábolas y cuentos él le va contando sus conocimientos, mientras ella, amorosa, calla y comprende los misterios de la vida. </span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;"></span></div><br /><p align="center"><a href="http://img.dereto.com.co/user/images/1779/17793840.jpg"><span style="font-size:130%;color:#c0c0c0;"><img style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://img.dereto.com.co/user/images/1779/17793840.jpg" /></span></a></p><br /><em><br /><span style="font-size:78%;color:#ffcc99;">©Finwë Anárion</span></em><span style="color:#ffcc99;"><span style="font-size:78%;"><br /></span><br /></span><span style="color:#000000;">.<br /></span><br /><br /><span style="color:#000000;">.</span><br /><br /><span style="font-size:78%;color:#ffcc99;"><em>Otro beso y mi ternura.</em></span><br /><br /><span style="color:#000000;">.</span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-66188271053177499582008-04-16T11:32:00.003+02:002009-08-17T15:17:04.923+02:00La niña y el mago -I-<div align="justify"><br /><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:130%;color:#663366;">En la aldea desde muy antiguo se hablaba de modo recogido de las artes mágicas y embaucadoras de algunos seres. La niña que había crecido entre aquellas historias no reconocía como ciertos sus contenidos, la inocencia, siempre atrevida, cuando se arropa del valor produce estos efectos. Aún siendo una niña que levitaba a menudo sobre su cotidianidad seguía incrédula ante los conjuros. El mago del bosque había sabido leer en el fondo de su inocencia esta debilidad y con mucha delicadeza había desviado su fuerza creadora mediante un embrujo de extremada ternura.<br /><br />Cuando esa mañana la niña se levantó a saludar al sol, su señor, no sabía que el perfume encerrado en aquella cajita de abedul se evaporaba para concentrarse a su alrededor e ir consumiendo su energía vital hasta apagar el brillo de sus mejillas y con su hechizo cautivar la voluntad y el cariño de la muchacha.<br /><br />Ella procedió a realizar sus tareas como un día más. No se sentía mal, un poco aturdida, algo despistada y sobre todo huraña con las demás personas de la aldea. Sólo deseaba que no la perturbaran, quería permanecer en un mundo de vibraciones cortas y silencios. Allí encontraba una paz de casi somnolencia que no le impedía movilizar sus miembros. Alguien experto en esas artes hubiese comprendido presto los efectos de la pócima perfumada, pero nadie próximo a ella poseía esos dones.<br /><br />Los días posteriores fueron dejando huellas muy visibles de sus errores, movimientos cada vez más lentos, tareas que en antaño estuvieron automatizadas hoy parecían nuevas. Huevos que se caen de sus manos al recogerlos en el gallinero; leños que no quieren prender aún con la insistencia de la repetición; gachas, que siempre fueron muy sabrosas, hoy estaban sosas; salsas que se cortaban por la falta de brío al batirlas... Noches pobladas de ensueños que daban paso a amaneceres cansinos en los que su señor se alertó al notar la ausencia del saludo alegre.<br /><br /><br />Un día en que la niña caminaba por el bosque absorta y meditabunda la bruja milenaria salió a su encuentro. Había sido avisada por los conejos saltarines.<br /><br />-Abredemadre, niña encantada, cómo estas tan apagada. Abredemadre.<br /><br />La niña pegó un respingo, sobresaltada fijó su vista en la barbilla de la bruja y casi sale corriendo.<br /><br />-Schtts, espera, cómo es que tienes tanta prisa?<br /><br />Parpadeó despacio y de nuevo posó su vista sobre la bruja, esta vez en su sonrisa. La reconoció al punto, ella era quien le había enseñado ciertos secretos del bosque. Nunca le prohibió nada sólo la enseñaba sus conocimientos para que supiera protegerse y vivir. Por eso la niña la apreciaba tanto.<br /><br />-Buenos días, Casilda, respondió la niña, más tranquila. Voy en busca de cortezas de sauce para unos granos que les salieron a los muchachos en las manos.<br /><br />Caminaron un largo trecho, siempre en silencio, hasta llegar a la laguna saupera donde recolectar los trozos caídos y secos de la corteza. Nunca se debían arrancar directamente le había enseñado un día. Y la bruja se alegró de que lo recordara porque eso demostraba que el hechizo que sufría no le haría demasiado daño. La bruja sonrió para sus adentros, mientras la niña lentamente iba recogiendo los trocitos y depositándolos con delicadeza en un saquito de cuero.<br /><br />Seguro que había sido el mago del árbol mágico quien había estado haciendo de las suyas. Ella también cayó bajo sus encantos, hace muchos, muchos años, cuando los dos eran lozanos y bellos. Sonrió de nuevo, buscaría entre sus pergaminos un conjuro que si no liberaba a la niña al menos contrarrestara los efectos de aquel mago juguetón y travieso. Con sus años... Volvió a reir.<br /><br />Pero era imprescindible para que surtiera efecto que la niña permaneciera alejada de él, y eso era muy, muy dificil, pues parte del encantamiento consistía en atraerla hasta su cobijo, donde cada vez renovaba el conjuro, haciéndolo más y más potente. Pensando sobre ello, la bruja Casilda desapareció sin despedirse.<br /><br />Los días pasaban y la niña en vez de mejorar, empeoraba. Cada día abría su corazoncito, lo tocaba con sus dedos finos y untaba después el dulce aroma por su cuerpecito. Después de este ritual inexorablemente subía hasta el bosque, ya no atendía a nada, con paso rápido se adentraba en la espesura y sólo recuperaba la calma cuando sentía moverse a su alrededor el manto del mago. Entonces la picardía de él despertaba los encantos dormidos de ella y podía pasar un rato, compuesto de muchas horas, en perfecta armonía y vitalidad. Saltaban, reían, jugaban y se entregaban sus más valiosos presentes antes de despedirse.<br /><br />La bruja los espiaba con su bola encantada y sonreía. Quería liberar a la niña, ya había encontrado la fórmula, pero cuando los contemplaba tan felices y compenetrados se decía. Esperaré a mañana, unas pocas sonrisas a su ,a veces, oscura vida no puede hacerle daño. Y se quedaba sonriente contemplando esos dos seres tan joviales que se cuidaban mutuamente...</span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#663366;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#000000;"><strong>.</strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#000000;"><strong>.</strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#000000;"><strong>.</strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#000000;"><strong>.</strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#663366;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#663366;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#663366;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#663366;"><strong></strong></span></div><p align="center"><a href="http://www.aceros-de-hispania.com/imagen/espada-excalibur/merlin.jpg"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:180%;color:#663366;"><strong><img style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.aceros-de-hispania.com/imagen/espada-excalibur/merlin.jpg" /></strong></span></a></p><div align="justify"><br /><span style="color:#000000;">.<br /></span><br /><em><span style="font-size:78%;">©Finwë Anárion</span></em> <span style="font-size:78%;"><span style="color:#cccccc;"><br /></span><br /><span style="color:#000000;">.........</span><br /></span></div><div align="justify"><br /><span style="color:#c0c0c0;"><span style="font-size:78%;"><em><span style="color:#663366;">Un beso de ternura para ti cada vez que lo leo.</span></em> </span></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:78%;color:#c0c0c0;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:78%;color:#000000;">.</span></div><br /><div align="justify"></div>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-33938274942325748942008-03-23T10:50:00.002+01:002009-08-17T15:17:59.972+02:00El Señor del Invierno<div align="justify"><span style="color:#cccccc;"><span style="font-size:130%;"><span style="font-family:courier new;"><em>El Señor del Invierno</em> se remueve inquieto en el imponente trono de hielo. Ya hace dos días que debía haber cedido el cetro a <em>Primavera</em> pero está triste, triste porque no ha podido realizar su labor concienzudamente, como a él le gusta. Y es que van ya unas cuantas temporadas en que <em>Otoño</em> no quiere irse, o se va a días alternando con <em>Primavera</em>, e Invierno debe estar muy atento, al quite, para recuperar su trono cuando ellos se despistan. Sólo puede haber frío cuando Invierno ocupa su sillón. El cetro por sí solo no funciona. Cetro y trono deben combinarse.<br /><br /></span></span></span></div><p align="center"><a href="http://bp1.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOri8IZTOI/AAAAAAAAAKc/1n8dV3qQ8g8/s1600-h/%C3%A1rbol+nevado.jpg"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;color:#cccccc;"><img style="CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193683412033555682" border="0" alt="" src="http://bp1.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOri8IZTOI/AAAAAAAAAKc/1n8dV3qQ8g8/s320/%C3%A1rbol+nevado.jpg" /></span></a></p><div align="justify"><br /><br /><span style="color:#cccccc;"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;">Esta mañana <em>Primavera</em> dormita tranquila -sabe que está en su turno estacional- arropada por el aroma y el murmullo suave de las flores del almendro. Acurrucada en una oquedad del tronco, al abrigo del día, no se percata de que todo a su alrededor es blanco, blanco radiante... siiiii... como un vestido de novia.<br /><br /><br />Y es que al fin <em>Invierno</em>, exultante de felicidad y bien sentado en su sillón, hace trabajar a su cetro. Le ordena <em>¡Ventisca!,</em> que azota los árboles y las plantas, que arrastra las nubes velozmente por el cielo, que ruge con fiereza. Ordena <em>¡Granizo!</em> que golpea los peñascos y las casas -¡Cuidado! Una oveja está fuera del redil pero ya el pastor la recoge a toda prisa- y las calles y la gente... Piedras de granizo por doquier. Las ciudades quedan desiertas. Invierno disfruta satisfecho. Temía haber olvidado el manejo de su cetro. Lo va desentumeciendo con órdenes que prueba con brevedad.<br /><br />Tiene grandes deseos de hacer nevar, nevar suavemente, cubrir de nieve el paisaje hasta donde alcance la vista y más... Se pregunta si será capaz de realizar un trabajo tan delicado. Ha pasado mucho tiempo... Un hormigueo de temor le invade y tiembla ligeramente la mano helada con la que sujeta el cetro. La nieve significa algo más, mucho más para él que el resto de sus habilidades. La nieve es una obra de arte. Los aguaceros, los hielos, los granizos, las ventiscas... sólo los ama él. Pero la nieve, tan blanca, tan suave, tan hermosa... es amada por todos.<br /><br />Los niños la esperan para jugar sus batallas de bolas redondas, para hacer muñecos -más grandes cuanta más nieve- y colocarles su gorrito, su escoba, su zanahoria... y realizar iglús en los que sentirse esquimales. Para deslizarse en trineo por las cuestas nevadas y escalarlas de nuevo tirando de él con una cuerda, después lanzarse abajo otra vez. Para hacer travesías por el bosque y tomar fotografías de cualquier rincón. Todo se vuelve infinitamente más hermoso con ella, el bosque y la ciudad. Cuando nieva la gente sale de sus casas -pequeños y mayores- y es una fiesta imprimir nuestras huellas sobre ella. Y es también una fiesta en la naturaleza, en los campos, en los que va destilando despacio el agua asegurándoles buena humedad en primavera. Hasta los animales se maravillan de ver esos algodones caer y brincan y caracolean intentando atraparlos.<br /><br />Alza su cetro Invierno, en la mente una idea: <em>NIEVE</em>... Y en un gesto delicado, que creía no poder recordar, ordena que se produzca la maravilla... Aguanta la respiración. No está seguro de si habrá sido demasiado leve el gesto. Quizás no es suficiente. Las nubes de plomo cubren el cielo. Algunas gotas caen con parsimonia. Duda.<br /><br />Eleva el cetro de nuevo y repite, casi imperceptible, la misma acción. El cetro es prolongación de su mente fuertemente concentrada. Mantiene el esfuerzo... Y ya la lluvia se va tornando algo más pesada y blanca. Son copos, grandes copos, planos, que caen verticales, sin agobios hacia el suelo. Va volviéndose más densa y espesándose la nevada pero siempre tranquila, despaciosa... Así la quiere su Señor. El paisaje se cubre de un blanco luminoso y hasta el sol se cuela entre las nubes un momento para hacerlo brillar aún más. Un manto sedoso, su regalo de despedida pues debe ceder ya el Trono a Primavera.<br /><br />Cansado, su tierno corazón helado se despide satisfecho al fin. Sacude el anciano su larga melena y la interminable barba nívea que le nace del rostro. Vestido con túnica gélida, adornada de carámbanos, y capa de escarcha con abotonadura de granizo, se incorpora lentamente posando el cetro con suavidad en el Trono de las Estaciones. Ese asiento que ocupará otra vez sólo cuando, a su tiempo, vuelva de nuevo a nacer. Se va.<br /><br />Desde mi ventana, al calor de la lumbre, veo cómo sube en un trineo primoroso, tirado por rayos, iluminado de innumerables centellas, acompañado por la nieve que cae cual manto fundiéndose con el suyo propio. Mira en derrededor, deteniéndose, despidiéndose, queriendo atrapar en esa mirada la maravilla que ha conseguido realizar, y repara en mí, en la mía que le observa a través del cristal de la ventana. Eleva una mano en señal de despedida. Sus ojos en los míos por un momento eterno y fugaz, gastados y sonrientes, me dicen adiós.<br /><br /></span></span></div><p align="center"><a href="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOsAsIZTPI/AAAAAAAAAKk/I_BG8DF6nDw/s1600-h/nieve-16-11-07.jpg"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;color:#cccccc;"><img style="CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193683923134663922" border="0" alt="" src="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOsAsIZTPI/AAAAAAAAAKk/I_BG8DF6nDw/s320/nieve-16-11-07.jpg" /></span></a></p><div align="justify"><br /><br /><br /><span style="color:#cccccc;"><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;">Adiós, <em>Señor del Invierno</em>... Se interna en la nieve. Se pierde en la bruma. Ya el día huele a <em>Primavera</em>, más largo. El campo reverdece. Nacen nuevos brotes en las ramas de los árboles. Los pájaros trinan alborozados mientras construyen sus nidos. Las plantas se visten galas de color y de flores. Los aromas invaden poco a poco el ambiente. Y la grulla... sí, aún se quedará hasta que el calor aumente tanto que desée retornar al Norte del que vino un día. <em>¡Hasta el año que viene!</em><br /></span><br /></span></span></div><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em></span><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052932268" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052932268/label/logo2-72" /></a>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-16003772570130167572008-03-20T20:38:00.002+01:002009-08-17T15:18:54.713+02:00La aurora boreal y la puesta de sol<div align="justify"><span style="color:#000000;">. </span><br /><br /><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; FLOAT: left; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193676913748036786" border="0" alt="" src="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOlosIZTLI/AAAAAAAAAKE/htdt847L8Gk/s320/aurora1.jpg" /> <span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#ccccff;">A simple vista no parece distinguirse del resto pero sus ojos oscuros, vivarachos y llenos de picardía, ríen solos en cuanto los miras, transformándose en una pequeña rendija. No estoy segura de si logra ver bien a través de ella o si le basta con anclarse en la mirada que le responde</span><br /><br /><span style="color:#ccccff;">Tiende puentes de sonrisas y es cálido en las distancias cortas pero atesora las palabras, las retiene, las guarda, como el usurero acumula las monedas o los bienes que son preciados para otros. Eso son para él las palabras, su bien más preciado. </span> <br /><span style="color:#ccccff;"></span><br /><span style="color:#ccccff;">Ama aquellas que se elevan por encima de la realidad, que hacen soñar y sueñan, y vuelan trascendiendo lo prosaico. Desdeña las sencillas y cotidianas, ésas que cualquiera podemos utilizar. Y las atrapa y encierra sin comprender que son ellas y no las grandes las que vuelven la vida más fácil de vivir, las que acogen, consuelan, animan, abrazan, acarician, apoyan, sostienen, comparten... Desconoce que un "¡hola!" hace vibrar cálidamente el corazón y tiende una mano intangible pero efectiva. E ignora que un "¡ven!" se cuela en el alma como si de la más inmortal poesía se tratara. </span><br /><span style="color:#ccccff;"></span><br /><br /><span style="color:#ccccff;">La aurora boreal es mágica pero no siempre se produce ni está a nuestro alcance. Sin embargo, el atardecer de cada día nos invade con sus rojos y amarillos tiñendo de forma inigualable la atmósfera y volviéndonos luz. </span><br /><span style="color:#ccccff;"></span><br /><span style="color:#ccccff;"><em>El niño de ojos oscuros, vivarachos y llenos de picardía que ríen solos en cuanto los miras, apresa las palabras y, esperando la aurora boreal, retiene al sol dentro de sí... </em></span><br /><br /></span></span></div><p align="center"><a href="http://bp1.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOnE8IZTNI/AAAAAAAAAKU/2slLtx_i0Qc/s1600-h/Ocaso.jpg"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;"><img style="CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193678498590969042" border="0" alt="" src="http://bp1.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBOnE8IZTNI/AAAAAAAAAKU/2slLtx_i0Qc/s320/Ocaso.jpg" /></span></a><span style="color:#cccccc;"><em></em></span></p><p align="center"><span style="color:#cccccc;"><em></em></span></p><p align="center"><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em></span> </p><p align="center"><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052932282" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052932282/label/logo2-72" /></a></p>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-33051534799044948562008-01-07T22:38:00.000+01:002009-05-13T14:21:29.234+02:00De grullas I - Cuento a medias-<p align="left"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:78%;color:#c0c0c0;"><strong></strong></span></p><p align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#c0c0c0;"><a href="http://bp3.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBM2PcIZSaI/AAAAAAAAAD8/VSTxrti1lng/s1600-h/03-01-08_092.jpg"><strong><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193554434165655970" style="CURSOR: hand" alt="" src="http://bp3.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBM2PcIZSaI/AAAAAAAAAD8/VSTxrti1lng/s320/03-01-08_092.jpg" border="0" /></strong></a><span style="font-family:courier new;font-size:130%;">Llueve. Y la lluvia, con fuerza, va empapándolo todo. Es una densa cortina, apenas inclinada, que abro a mi paso. Siempre es un milagro ver el río por la mañana. No importa lo fría o cálida que ésta sea. Y, cuanto más gélida, más maravilla encontrarlo animado, siempre animado, con los juegos de los patos que se persiguen aprovechando la corriente, avalanzándose unos sobre otros, poblando el ambiente de un escandalera agradable de graznidos como la de la chiquillería en verano a la puerta de casa. Pero es invierno, el agua está helada. El río está desnudo. Cada comienzo del otoño lo limpian para que, con las crecidas del invierno, no queden taponados los ojos del puente. </span></span><br /><br /></p><p align="justify"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;color:#c0c0c0;">Voy mirándome los pies al andar sobre el suelo mojado. Me gusta ir pisando el suelo que brilla y la sensación de aislamiento que produce el paragüas, un pequeño reducto, aún un pequeño mundo mío en el que seguir refugiándome por un poco de tiempo más antes de volver a la realidad. </span></p><br /><p align="justify"><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#c0c0c0;">Bajo esta lluvia miro por encima de la baranda, como cada mañana, sin esperar ver a los patos esta vez porque no se oyen. Y, de pronto, allí está, en el centro, mi grulla, la grulla solitaria que desde hace ya muchos meses se deja ver en el río, que no es profundo. Bajo la cortina de lluvia, majestuosa, apoyada sobre una de sus patas... </span></span></span></p><p align="justify"><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em></span><br /><br /><span style="color:#999999;">....................</span></span></span></p><p align="justify"><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#c0c0c0;">La grulla</span><br /><br /></span></span></p><p align="center"><a href="http://bp1.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBMwT8IZSZI/AAAAAAAAAD0/sB1-0KVguj8/s1600-h/untitled.bmp"><span style="font-family:courier new;font-size:130%;"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5193547914405300626" style="CURSOR: hand" alt="" src="http://bp1.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBMwT8IZSZI/AAAAAAAAAD0/sB1-0KVguj8/s320/untitled.bmp" border="0" /></span></a></p><br /><br /><p align="justify"><br /><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#999999;">Había una niña que, después de Reyes y muy contenta, iba al colegio. Cada mañana cruzaba un puente, un puente viejo de piedras llenas de historia. En alguna se adivina un corazón con dos nombres borrados, los líquenes dibujan mapas en él. </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">Pero volvamos a nuestra historia, que el narrador se distrae. Nos encontramos en ese puente cuyas piedras hacen volar la imaginación. </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">Cada mañana la niña, con su mochila muy pesada, descansaba apoyada en la baranda. Un día un sonido distinto llamó su atención y fue, al mirar donde la corriente ríe, que vió una grulla majestuosa en mitad del cauce. Entre el hielo, la grulla juega con los pececillos que, ateridos de frío y en su lenguaje de pez, cuentan a la niña que se entristecen por la soledad del ave. </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">Y asi, día tras día, la curiosidad la acercaba allí donde la grulla descansaba.</span><br /><br /><span style="color:#999999;">Una mañana la niña paseaba con más tiempo y bajó al río. Desde la orilla se veían los carámbanos de hielo suspendidos del puente. Se acercó despacito a la grulla y ésta, sin asustarse, permitió que con su mano le acariciara las plumas. </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">Ella no entendía pero, como era pequeña, habló a la grulla preguntándole su nombre... </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">La grulla respondió: "Mi nombre es el tuyo. Yo soy quien no eres hoy. Recuerda que, cuando tomas una decisión, si cambias de dirección en una calle, yo continúo andando por donde tú ibas".</span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><br /><span style="color:#999999;">Ella extrañada exclamó: "¿Te llamas como yo?". Y, mirándose en el espejo que era su grulla, quiso saber por qué no tenía también su forma. </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">Riéndose bajito, la grulla respondió: "No represento tu cuerpo sino tu alma". </span><br /><span style="color:#999999;"></span><br /><span style="color:#999999;">La carita de la niña se iluminó y muy feliz volvió a su vida, sabiendo que su grulla la miraba y cuidaría de ella cada día...</span><br /><br /></span></span><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:78%;color:#c0c0c0;"><strong>...............</strong></span></p><p align="justify"><span style="font-size:78%;"><span style="font-family:trebuchet ms;"><span style="color:#c0c0c0;"><strong>Nota: Se trata de un regalo de <em>Finwë Anárion</em>... Aún inacabado.</strong></span></span></span></p><p><em><span style="font-size:78%;"></span></em> </p><p><em><span style="font-size:78%;">©Paloma</span></em></p><p><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052932428" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052932428/label/logo2-72" /></a><br /></p><p align="justify"><strong><span style="font-family:Trebuchet MS;font-size:78%;color:#000000;">.</span></strong></p>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-52811290510744144762007-12-11T15:03:00.002+01:002009-08-17T15:19:56.765+02:00El bosque juega<span style="font-family:trebuchet ms;font-size:78%;color:#cccccc;"><a href="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBCN4cIZSRI/AAAAAAAAAC0/CdPftMu0mPU/s1600-h/Viejo+%C3%A1rbol.jpg"></a></span><div align="justify"><br /><strong></strong></div><p align="center"><a href="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBCN4cIZSRI/AAAAAAAAAC0/CdPftMu0mPU/s1600-h/Viejo+%C3%A1rbol.jpg"><strong><img style="WIDTH: 125px; HEIGHT: 169px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5192806371121776914" border="0" alt="" src="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SBCN4cIZSRI/AAAAAAAAAC0/CdPftMu0mPU/s320/Viejo+%C3%A1rbol.jpg" width="336" height="186" /></strong></a></p><div align="justify"><strong><br /><br /></strong><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#cccccc;">¿Sabes? Esta noche, durante el sueño, he escuchado algo. Un arañazo suave, desorientado, que rozaba en la contraventana como cuando una escoba de enea barre el patio de mi abuela, como cuando se pisan poco a poco las hojas secas del bosque de otoño. Era un sonido esparcido, un chasquido leve. </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">Arropada en el calor de mi edredón, he entreabierto los ojos, parándome a escuchar. No estaba segura de que lo que oía fuera real o parte de algún sueño del que acababa de volver y ya no recordaba. Atenta, agudizo el oído aún sin variar mi posición, esforzándome en comprender de qué se trata... </span><br /><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">Mi casa está en el bosque, en el centro del bosque. Es una casita de madera. Apenas se compone de una sola estancia pero es suficiente para mí porque la mayor parte del día la paso en él. Yo pertenezco a este bosque, soy uno más de sus habitantes. Llegué aquí no sé muy bien cómo -porque era pequeñita como un granito de arroz o incluso más... ¡como uno de mijo!-. Quizá un pájaro me trajo en su pico, quizá la brisa me sopló, suave, mientras dormitaba en una flor. Es un misterio el de mi llegada pero, una vez aquí, pertenezco a este bosque, soy de este bosque.</span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">Vuelvo al calor de mi cama y escucho de nuevo... </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">Hablan las hojas en la espesura. Conozco su lenguaje. El viento de la noche, no demasiado fuerte, juega con ellas, alborotándolas. Y ellas ponen carita de quejarse y lo hacen con un frufrú apagado. El viento las acaba de despertar, pero están contentas. Son incansables. Les encanta, sea la hora que sea, jugar y parlotear. Viento lo sabe y viene hasta ellas, dulce y cariñoso, y así se siente acompañado. Es duro vagar por los aires sin meta, rodar y rodar por el mundo, ver todas las cosas bellas, admirarlas, amarlas y no poder quedarse ni echar raíces nunca. Por eso disfruta con los árboles. Se agarra a ellos, los zarandea en un fuerte abrazo y, por un instante, se encuentra anclado y ya no se siente tan solo. </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">De nuevo el roce ahí afuera. No estoy asustada. Algo en él me resulta familiar. Me giro para observar la ventana, bien tapadita y aún al calor. Apenas se filtra un haz de luna, blanquecino, y las luces y sombras de las copas de los árboles perseguidas por el viento llenan la estancia. Distingo una voz, una voz leñosa y pausada que me habla: "¿Vienes a jugar?" </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">¡Es mi roble! Mi hermoso roble que me da cobijo, que me proteje, que me cuida y me acompaña siempre, siempre. Agachado, doblado sobre su tronco, se ha acercado a mi ventana para invitarme a salir en esta noche de luna y de viento suave. </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">Perezosa... Me estiro en mi cama. Me la hicieron los duendes con una ramita de mi árbol. Mi cama y mi casa, todo está en él. Jugueteo con los dedos de los pies mientras pienso qué haré. ¡Se está tan a gusto recogidita bajo el edredón! Insiste la voz: "Pequeña, vamos, queremos jugar contigo"... </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">¡Está bien! Cierro los ojos, me estiro con fuerza y sin querer pensar, para que no me pueda la pereza, me levanto de un brinco y aterrizo en el suelo al pie de la ventana. Pruebo a estirar mis alas. La derecha está un poco entumecida. Las ejercito aleteando despacio. Una vez, otra, otra más... Siiii... Ya puedo salir. Me asomo a la puerta. Amable, una rama del viejo roble está esperándome para trasladarme al lugar de juego. Esa rama que sonaba como un arañazo, suave, desorientado, que rozaba en la contraventana como cuando una escoba de enea barre el patio de mi abuela, como cuando se pisan poco a poco las hojas secas del bosque de otoño y cuyo sonido, como esparcido, sólo era un chasquido leve. </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">Tengo que ir con mi bosque. Me poso sobre ella y, apenas un instante después, me encuentro inmersa en él. Sólo se oye el silbido del viento, el frufrú de las hojas, la voz leñosa de los troncos y el batir de unas alas pequeñas, de un hada muy pequeña, tan pequeña como un granito de arroz o más aún... ¡como uno de mijo! </span><br /><span style="color:#cccccc;"></span><br /><span style="color:#cccccc;">El bosque juega. </span><br /></span></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052932473" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052932473/label/logo2-72" /></a><br /></span><br /><strong>.................... </strong></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"></span><br /><a href="http://es.youtube.com/watch?v=J6IBjh86-HY"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"></span></a><a href="http://es.youtube.com/watch?v=J6IBjh86-HY">http://es.youtube.com/watch?v=J6IBjh86-HY</a><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"><strong>.................... </strong></span></div><div align="justify"><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;">Aunque no sé contar cuentos, en ocasiones mi hada me toca con su varita, rocía sobre mí una pizquita del mágico polvo de hadas y, gracias a su encantamiento, soy capaz de contar en un breve relato aquello que de su mundo me muestra. </span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"></span><br /><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;">¿Te ha gustado?</span><br /><br /><br /></div><span style="font-family:trebuchet ms;color:#cccccc;"></span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8265997015485491867.post-70584248312601945512007-11-03T07:23:00.001+01:002009-08-08T00:01:55.973+02:00Te la presto un ratito<span style="color:#cccccc;"><em><span style="font-size:78%;">Presentada a Los sábados de Mercedes, billete para el viaje en bus del 2-05-09</span><br />..................</em><br /><br /><em><span style="font-size:78%;">Regalo para Emi</span></em><br /><br /><p align="left"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:78%;color:#c0c0c0;"><strong></strong></span></p><p align="center"><a href="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SA8yJsIZSPI/AAAAAAAAACk/PHJY1Hl4g80/s1600-h/ni%C3%B1aluz.jpg"><strong><span style="color:#c0c0c0;"><img style="CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5192424037428054258" border="0" alt="" src="http://bp0.blogger.com/_TWf9CTR3zPs/SA8yJsIZSPI/AAAAAAAAACk/PHJY1Hl4g80/s200/ni%C3%B1aluz.jpg" /></span></strong></a><br /></p><p align="justify"><span style="font-family:courier new;color:#c0c0c0;">Sonrío... </span></p><p align="justify"><span style="font-family:Courier New;color:#c0c0c0;"></span><br /><span style="font-family:courier new;color:#c0c0c0;">Tengo un hada en el bolsillo. Entreabro apenas el borde... ¿Ves la fosforescencia? Ahí está. Diminuta como una luciérnaga. Tímida. Parpadeantes sus ojos.</span></p><br /><p align="justify"><span style="font-family:courier new;color:#c0c0c0;">Enderezo la palma de mi mano. Se alza hasta ella. Sus alas de seda batiendo nerviosas. Su sonrisa plena. No en vano debe pasar mucho tiempo al abrigo de mi chaqueta y le gusta salir. La ciudad le es hostil. Sin querer, la dañarían... </span><br /></p><p align="justify"><span style="font-family:courier new;color:#c0c0c0;">Te ve... Te reconoce... Sin palabras revolotea hasta ti... despaciosa, juguetona, haciéndose desear... Ríe y se posa al fin sobre tus dedos. </span><br /><br /></p><p align="justify"><span style="font-family:courier new;color:#c0c0c0;">Sientes su levedad. Tu corazón brinca. Es real. Está contigo... La acercas hasta tus ojos, húmedos, contemplándola, queriendo grabar en tu retina cada detalle. Te miran dos círculos risueños, enormes, dulces, en un halo luminoso que inunda tu dentro y te llena de paz. </span><br /></p><p align="justify"><span style="color:#999999;"><span style="font-family:courier new;"><span style="color:#c0c0c0;">Te la presto un ratito...</span> </span></span></p><span style="color:#999999;"><span style="font-family:courier new;"><span style="font-size:130%;"><p align="justify"><br /></p><p align="center"><a href="http://www.librodearena.com/myfiles/literaturitiscronica/hada.jpg"><img style="WIDTH: 320px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.librodearena.com/myfiles/literaturitiscronica/hada.jpg" /></a></p><p align="center"></span></span></span></p><br /><span style="color:#cccccc;"><em>©<span style="font-size:78%;">Paloma</span></em></span><br /><a href="http://www.safecreative.org/work/0904052932565" rel="cc:license" cc="http://creativecommons.org/ns#"><img src="http://images.safecreative.org/work/0904052932565/label/logo2-72" /></a><br /></span><span style="color:#cccccc;"></span>Palomahttp://www.blogger.com/profile/17114844781980954702noreply@blogger.com0